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ELECCIONES EUROPEAS | Las consecuencias de los resultados

La subida de la izquierda 'abertzale' y del PSE complican el futuro del PNV

Los partidos "tendrán que moverse" si los radicales se deciden a "hacer política"

La consolidación al alza del voto de la izquierda abertzale en ausencia de violencia y el triunfo del PSE-EE en 10 de los 12 municipios más importantes del País Vasco han empañado la apurada victoria del PNV en las elecciones europeas del pasado domingo y, de paso, complicado el proceso de su debate ideológico una vez perdido, de golpe, el Gobierno vasco y a su candidato -Juan José Ibarretxe- más carismático y determinante.

Según coinciden las principales fuentes consultadas por EL PAÍS, el sector radical más posibilista que lidera Arnaldo Otegi ha aprovechado "la oportunidad que le han dado para presentarse" en una clara referencia "a la permisividad que se les ha concedido a diferencia de lo ocurrido en las autonómicas" del pasado 1 de marzo. Sin embargo, el respaldo electoral conseguido el 7-J por Iniciativa Internacionalista (115.281 votos), virtual eufemismo de la izquierda abertzale, es interpretado por la mayoría de las formaciones vascas como "el reflejo del mapa real" de esta comunidad.

Las municipales de 2011, piedra de toque para clarificar la órbita nacionalista
La victoria socialista en las principales urbes vascas, la gran inquietud peneuvista

Así las cosas, la mirada sociológica otea interesada en saber "cuál va a ser de verdad la postura que adoptan los abertzales, si quieren jugar de verdad o no a hacer política, si se atreven", como admitía ayer un dirigente nacionalista. "Y a eso", añade la misma fuente, "habrá que sumar lo que van a hacer los otros", en alusión al debate que ahora mismo mantiene ETA.

Mientras, el PSE-EE espera con comodidad a que la órbita identitaria se alinee. El significativo recado que ha mandado el domingo a sus opositores -especialmente al PNV- con su victoria en las zonas urbanas más pobladas al igual que ocurrió en las generales de 2008, confirma que "ha cuajado" el mensaje socialista proclive al "entendimiento entre distintos". Se trata de un "balón de oxígeno" para que el Gobierno vasco de Patxi López afronte "más seguro" la pelea parlamentaria que se presupone desde el bando peneuvista. Incluso, hay quien sostiene que "es un tirón de orejas" para el PNV, que le debería obligar a "leer" los resultados en muchos pueblos.

En la dirección del PNV no ven necesario ningún "revisionismo", aunque conceden "mucha importancia" a disponer de "personas clave, con peso, conocidas en esas zonas urbanas", al tiempo que lamentan el "apagón informativo" de que han sido objeto en la campaña.

Con todo, los nacionalistas admiten que "si los abertzales hacen política de verdad, claro que nos obligará a movernos". Y es aquí donde volvería el socorrido debate interno al partido de Iñigo Urkullu. "Habrá que adaptar el mensaje a cada circunstancia", responde un miembro del EBB cuando se trata de conocer si seguirán la senda de la centralidad o si la exigencia de la izquierda abertzale les fuerza, finalmente, a refugiarse en tesis más soberanistas. Para otros, la solución está en Cataluña. "El modelo es CiU. Han sabido hacer la travesía del desierto, han buscado la 'casa grande' del catalanismo y les ha ido bien".

Los radicales saben que ya han movido el árbol. Les ha bastado una campaña de mediana intensidad para comprobar que tienen el eco asegurado. De ahí que hayan metido el miedo electoral en el cuerpo de rivales directos como Aralar y EA. Por eso, su comparecencia en las municipales de 2011 se espera con la lógica expectación y no sólo en clave electoral, que también. El PSE y los Gobiernos central y vasco verían en el paso adelante el guiño que esperan para clarificar un tiempo de paz.

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