España amarga el té de las cinco
El deterioro económico español penaliza las cuentas de las empresas británicas
"Hemos visto a los gestores caminando en la dirección equivocada. TPI ha sido lamentablemente mal gestionada". John Condron, consejero delegado de Yell Group, defendía con este argumento en abril de 2006 los motivos que habían llevado a su empresa a pagar 3.069 millones de euros por el 100% de la filial de Telefónica. Se trataba de un precio que conllevaba una prima importante y que muchos analistas consideraron excesivo. Condron y su equipo estaban convencidos de que con la implementación de un nuevo plan estratégico pronto pondrían en valor su nueva adquisición. Tres años después de la compra, Yell Group anunciaba esta semana una depreciación de activos en España de Yell Publicidad (antigua TPI) por 1.446 millones de euros procedentes de la amortización del fondo de comercio.
Yell, Vodafone y Burberry han rebajado el valor en libros de sus filiales Imperial
Tobacco está en pérdidas por los gastos de la compra de Altadis
El fiasco español de Yell Group no es un caso aislado. La recesión económica en España está siendo un verdadero dolor de cabeza para las multinacionales británicas que desembarcaron en nuestro país durante los últimos años, en muchos casos a golpe de talonario.
La suficiencia con la que Condron justificaba en 2006 el precio pagado por TPI ahora torna en una declaración más humilde. "En España todavía nos queda mucho trabajo para mejorar nuestra eficiencia", reconocía en la conferencia con analistas posterior a la presentación de resultados. Pese a que la compañía ha hecho un buen trabajo de reordenación y mejora de márgenes en los últimos años y aunque está resistiendo la crisis razonablemente bien, las optimistas previsiones que manejaban los compradores no se han cumplido. "La profundidad y la severidad de la recesión en España nos ha forzado a realizar el saneamiento de nuestra filial", añadió.
Otro ejemplo del grano español en las cuentas de la City londinense es Vodafone. La debilidad del negocio en nuestro país y los escasos signos de mejora a corto plazo han llevado al operador a reducir el valor contable de los activos de su división. En concreto, Vodafone ha acometido una reducción del valor contable por valor de 3.400 millones de libras (3.850 millones de euros). "Se trata de reconocer en libros lo que está ocurriendo en la realidad", señala Francisco Román, máximo ejecutivo de Vodafone España. Los ingresos de la operadora en el mercado español, el tercero en importancia, cayeron un 2,6%, hasta los 6.982 millones, en su ejercicio fiscal 2008-2009. La filial española, que hasta 2007 fue uno de los motores del crecimiento del grupo, ha frenado su aportación por la caída del consumo, así como por la guerra de precios emprendida en el sector para robar clientes a la competencia. En su último año fiscal, la matriz ganó 3.497 millones de euros, un 53% menos.
El principal ejecutivo de Vodafone, Vittorio Colao, ha aprovechado su presentación para analistas para echar las culpas a España de las malas cifras del grupo. "Mi resumen del ejercicio 2008-2009 sería el siguiente: en el primer trimestre hemos sido golpeados en España y durante el segundo trimestre se ha hecho más y más evidente que el impacto económico sobre nuestros negocios maduros estaría allí".
A Burberry también se le ha atragantado la crisis económica que sufre España. El grupo textil se ha visto obligado a provisionar todo el valor del fondo de comercio de la filial española ante la fuerte caída de sus ventas en este mercado, que disminuyeron un 24% en el ejercicio cerrado en marzo pasado. El saneamiento, valorado en 132 millones de euros, ha provocado que la compañía, que en el resto de mercados lo ha hecho razonablemente bien (la facturación conjunta creció un 21%), tuviera que presentar unas pérdidas de 7,2 millones. Ante este panorama, la compañía ha emprendido un programa de recorte de costes que le ha llevado ya a reducir su plantilla en 800 empleados, 300 de ellos en España.
"Ha sido uno de los años más desafiantes a los que ha tenido que enfrentarse el sector del lujo. Aun así, todas las regiones excepto España han obtenido crecimiento interanual en sus ingresos a tipos de interés constantes", argumentaba esta semana ante los analistas Angela Ahrendts, consejera delegada de Burberry. "Como la economía española continúa atravesando dificultades, creemos que la decisión de sanear el fondo de comercio de nuestra filial es medida de prudencia", añadía Ahrendts.
Otra compañía británica que tiene bastantes intereses en España es Imperial Tobacco, después de que el pasado año completara la compra de la tabaquera hispanofrancesa Altadis por 12.000 millones de euros. El impacto de la recesión económica en nuestro país, aunque no ha provocado provisiones extraordinarias en las cuentas del Imperial, sí se ha dejado notar en otros aspectos. Por ejemplo, el grupo británico entró en números rojos (165 millones de euros) en el semestre de octubre de 2008 a marzo de 2009 como consecuencia de los gastos financieros de la compra de Altadis. Además, la crisis redujo las ventas de cigarros y cigarrillos en el mercado español un 9% y un 5%, respectivamente. Al menos, y también como consecuencia de la recesión, la comercialización de picadura de tabaco para liar subió un 54%.
Gareht Davis, consejero delegado de Imperial Tobacco, reconoció ante los analistas que los resultados semestrales de la compañía hubieran sido mayores sin lo que definió como "unas condiciones económicas particularmente difíciles en España".
Cara y cruz de la 'armada'
La llegada de empresas británicas al mercado español ha coincidido en el tiempo con el aterrizaje de compañías españolas en el Reino Unido. Banco Santander, Iberdrola y Ferrovial son los casos más importantes. Mientras a las dos primeras la llegada a la City les ha dado frutos desde el primer momento, en el caso de Ferrovial la compra del gestor aeroportuario BAA le está dando más problemas.
La apuesta británica del Santander comenzó en 2004 cuando compró Abbey por 13.000 millones de euros, y fue reforzada en 2008 con las adquisiciones de Alliance & Leicester y Bradford & Bingley. Al cierre del primer trimestre de este año, el Reino Unido aporta el 19% del beneficio atribuido, el 31% de los créditos y el mismo porcentaje de depósitos. Mientras que la morosidad del grupo es del 2,49% (el 2,35% en España), en el Reino Unido los créditos dudosos sólo suponen el 1,25% del total. Aunque en la City hubo dudas acerca de la capacidad del Santander para enderezar el rumbo del Abbey, la ratio de eficiencia (porcentaje de los costes sobre los ingresos) ha pasado del 70% al 42% gracias al plan de ajuste acometido por el Santander.
A Iberdrola también le ha ido bien en su aventura británica. La eléctrica compró Scottish Power a finales de 2006 tras lanzar una OPA valorada en 17.000 millones. Aunque la operación ha disparado la deuda de Iberdrola, Scottish Power permite que los resultados de la compañía sigan creciendo en un entorno complicado. La filial británica aporta el 22% de la producción del grupo, el 19% de la distribución y el 27% del beneficio bruto de explotación (ebitda).
A Ferrovial, en cambio, le cuesta más rentabilizar BAA. Aparte de los problemas políticos y burocráticos con los que se ha encontrado desde su llegada a Londres, los altos gastos de financiación derivados de la adquisición del gestor aeroportuario (la operación costó 14.600 millones) presionan la cuenta de resultados de Ferrovial, que en el primer trimestre perdió 105 millones.
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