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Asalto paquistaní al corazón talibán

El Ejército entra en Mingora, principal centro del valle del Swat y bastión islamista - Los militares aseguran que quedan en la zona unos 2.000 combatientes radicales

Ángeles Espinosa

El Ejército de Pakistán anunció ayer su entrada en Mingora, el principal núcleo urbano del valle del Swat. Los talibanes se habían hecho fuertes en esa ciudad desde que hace dos semanas empezara la operación militar para expulsarlos del distrito. Se trata de una fase decisiva de los combates. Sólo si los soldados toman Mingora podrán decir que han recuperado el valle. Pero los insurgentes van a defender ese territorio estratégico que, a diferencia de las regiones montañosas tribales colindantes con Afganistán, les abre una vía de comunicación directa con el resto de Pakistán.

"Han empezado los combates en las calles de Mingora", anunció el general Athar Abbas durante una conferencia de prensa retransmitida por la televisión paquistaní. El portavoz aseguró que había duros enfrentamientos en el centro urbano y que 17 terroristas resultaron muertos el sábado. Según el recuento del Ejército, imposible de verificar, han perecido 1.100 talibanes y 58 soldados en la ofensiva. Abbas estima que entre 1.500 y 2.000 combatientes experimentados siguen en Swat.

Sólo los criminales que se alían con los radicales islamistas han huido ante la llegada del Ejército. Esos milicianos, que según los analistas se curtieron en las batallas de Waziristán, no van a retirarse tan fácil de ese valle estratégico. "Tiene las comunicaciones y las infraestructuras perfectas para montar un centro de mando terrorista", explica el experto en el fenómeno talibán Ahmed Rashid.

"Los terroristas van a usar [a los civiles] como escudos humanos. Van a hacerles rehenes, por eso nos estamos moviendo con mucho cuidado", señaló el general Abbas. "La operación ha empezado y, si Dios quiere, vamos a llevarla hasta su lógico final". El portavoz militar estimó que en Mingora quedan entre 10.000 y 20.000 civiles, una fracción de los 360.000 habitantes que la ciudad tenía antes de los combates.

Quienes huyeron durante los levantamientos del toque de queda han declarado que los talibanes han minado la ciudad para impedir la salida de los residentes y utilizarlos de escudos humanos, una denuncia de la que a principios de semana se hizo eco Human Rights Watch. Esa organización de defensa de los derechos humanos también denunció que "el Ejército no parece tomar las precauciones necesarias en los bombardeos aéreos (...) que han provocado importantes pérdidas entre la población civil".

Las fuerzas de seguridad llevaban varios días preparándose para entrar en la ciudad, que aunque no es la capital del distrito constituye el principal centro comercial del valle. El centro administrativo, Saidu Sharif, situado en la orilla oriental del río Swat, se ha convertido en un barrio de Mingora. Su conquista es esencial para poder declarar el triunfo.

Este antiguo principado, que Pakistán se anexionó formalmente en 1969, albergaba la única estación de esquí del país. Era uno de los destinos favoritos de los recién casados. La comarca se convirtió en terreno vedado hace un par de años. De la mano de un fanático religioso local, el maulana Fazlullah, que hasta entonces operaba el remonte, los talibanes lograron hacerse con el control de las débiles instituciones del Estado mediante la intimidación.

Un primer intento del Ejército para recuperar el control, a finales de 2008, produjo una sangría. Aunque bien comunicado, el valle resulta fácil de defender. Desde sus atalayas, los talibanes repelían sin dificultad a los mal pertrechados miembros del Frontier Corps, la fuerza paramilitar sobre la que se descargó esa responsabilidad. Los uniformados optaron por firmar un alto el fuego en febrero y el Gobierno aceptó la petición de los insurgentes para que se implantara la sharía (ley islámica) en la región. Envalentonados, los barbudos empezaron a infiltrarse en los distritos vecinos de Buner y el Bajo Dir, provocando la intervención militar.

El Ejército también asegura haber limpiado de talibanes la localidad de Matta y haber avanzado en su bastión de Peochar. A pesar de esos progresos, el primer ministro, Yousuf Raza Gilani, rebajó las expectativas creadas por unas declaraciones del presidente, Asif Ali Zardari, sobre que la operación vaya a extenderse a Waziristán del Sur, la principal base de los talibanes paquistaníes. "No estamos tan locos como para abrir varios frentes", dijo.

Soldados paquistaníes vigilan el valle del Swat desde una de las posiciones arrebatadas a los talibanes.
Soldados paquistaníes vigilan el valle del Swat desde una de las posiciones arrebatadas a los talibanes.AP

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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