El PP y el PSE desactivan su polémica por la moción de censura en Álava
Iñaki Oyarzábal asegura que "no hay prisas ni plazos" para presentarla
El PSE-EE y el PP dieron ayer las señales finales de haber desactivado el desencuentro suscitado por la reclamación por parte del presidente popular alavés, Alfonso Alonso, de un plazo de "unas semanas" para presentar la moción de censura en la Diputación alavesa. Seguramente, la próxima vez que se hable en público del asunto sea para anunciarla. Pero una vez que todo esté hablado y, por exigencia de los socialistas, "justificado" por la consideración, basada en hechos, de que el minoritario equipo tripartito nacionalista que dirige la institución al mando del peneuvista Xabier Agirre resulta nocivo para los intereses del territorio u obstruye el gobierno de la comunidad.
El presidente del PNV alavés, Iñaki Gerenabarrena, apostó a que la moción se presentará "entre el 10 y el 15 de julio", mientras el máximo responsable de su partido, Iñigo Urkullu, emplazó a PSE y PP a reconocer que el asunto está acordado, por más que no figure en el documento que ambas formaciones suscribieron para la investidura de Patxi López y la estabilidad de su Gobierno.
El PNV cree que la moción se presentará "entre el 10 y el 15 de julio"
"No hay plazos ni prisas", dejó ayer sentado el secretario general del PP, Iñaki Oyarzábal, después de que la víspera el máximo responsable territorial socialista, Txarli Prieto, se mostrara dispuesto a contemplar la moción de censura siempre que el PP no la plantee de modo unilateral ni como un órdago a su formación. Oyarzábal aseguró un día después que su partido nunca ha albergado la intención de proceder en solitario en esta cuestión, que necesita irremediablemente del apoyo socialista para prosperar. "En ningún caso" se hará de modo unilateral, garantizó.
El PP exculpa las declaraciones de Alonso en el contexto de la sucesión, la semana anterior, de manifestaciones de dirigentes y cargos del PSE en Álava que consideran "hostiles" hacia su partido e incluso al pacto alcanzado por ambas formaciones, porque éste pondría en cuestión la actuación de los socialistas alaveses en 2007 y su posterior política de respaldo recíproco con el PNV en la Diputación y el Ayuntamiento de Vitoria.
Oyarzábal insistió en el diagnóstico de que Álava se encuentra en una situación de "quiebra", y arrojando unos datos económicos peores que los otros dos territorios, por la "gestión nefasta" del PNV en la Diputación. Por ello, afirmó, "no entendemos que haya cosas que sean buenas para el Gobierno vasco que no lo sean también para Álava". "Cuando antes llegue también el cambio, mejor", recalcó.
El dirigente popular usó un lenguaje de aproximación, alejado de toda arista, para admitir que su formación ha de "tender puentes y mejorar el clima del entendimiento" con los socialistas alaveses. "No hay un problema de plazos", insistió en dejar claro, "sino de acuerdo entre una mayoría". "Queremos convencer", fue su mensaje, que daba respuesta a la exigencia de Prieto de que nada se realice desde la exigencia o la imposición en público. Oyarzábal dio por sentado también, que mientras esa mejora en las relaciones con el PSE local anda su camino, López y Basagoiti mantienen en sus manos la cuestión alavesa.
Desde el PSE-EE la única voz discrepante fue la del aún diputado por Álava y segundo candidato en las elecciones europeas, Ramón Jáuregui. A su juicio, el acuerdo para el Gobierno "no hay que extenderlo a otras instancias, excepto que se produzcan situaciones que lo hagan aconsejable. Y yo, por ahora, no las veo", señaló.
Tanto el secretario de Organización, Rodolfo Ares, como el portavoz parlamentario, José Antonio Pastor, se mantuvieron en la línea marcada de que lo que se haga finalmente tendrá que ser negociado y acordado por ambas partes, y apoyado en hechos que demuestren la inconveniencia de la continuidad del actual Gobierno foral.
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