¿Alex Ferguson para el Madrid?
- "En este negocio tienes que ser un dictador, si no te comen vivo".
Brian Clough, legendario entrenador inglés.
¿Y si Florentino Pérez trae a Alex Ferguson como entrenador del Real Madrid? Ya, ya. Ferguson odia al Madrid. Ha dicho toda clase de barbaridades sobre el club: que es una mafia, que es un vestigio franquista, que no le vendería "ni un virus". Pero no hay que hacerle caso. El entrenador del Manchester United odia a todo el mundo. Es su forma de ser. Si se le hiciera una buena oferta, se lo pensaría.
Y más si el futuro presidente del Madrid acaba teniendo piedad con el antiguo, Ramón Calderón, y trae a su fichaje, Cristiano Ronaldo. En tal caso, más motivo para convencer a Ferguson de que viniera. Vale. De acuerdo. Por supuesto que Ferguson no va a entrenar en el Bernabéu. Entre otras cosas porque, nada más aterrizar el borde escocés, todo aquel "señorío" del que siempre habla Pérez se iría automáticamente por la borda.
Proponemos esta absurda hipótesis porque si hay una cosa que se supone que habrá aprendido Pérez de su anterior experiencia al mando del Madrid es que contratar a un entrenador con poca personalidad no es una buena idea. Cuando alineó a sus galácticos él parecía creer que el mero hecho de ser "los mejores" significaba que jugarían siempre con entrega, con disciplina, con amor a los colores; que eran personas mayores responsables. El error de Pérez, como él mismo ha reconocido, fue mimarlos, confiar en ellos demasiado. Por eso les puso de entrenador a Carlos Queiroz, un buen hombre, un tipo inteligente, sin la personalidad que el oficio exige. Si se hubiera creado un clima de más miedo en el vestuario, o al menos de más respeto hacia el míster, es probable que en vez de no ganar nada en la famosa temporada 2003-2004, hubieran ganado al menos la Copa del Rey, y hubieran vencido al Mónaco en cuartos de la Champions.
El problema con los cracks consagrados es mantener la motivación. Los galácticos de la anterior era Pérez llegaron al Madrid saciados de títulos y de galardones personales. Éste es precisamente el problema que se puede llegar a tener con Cristiano Ronaldo, un espectacular futbolista que demasiadas veces da la impresión de jugar más para su propia gloria que para la del equipo. Para que rinda a su mejor nivel necesita un tirano como Ferguson.
¿Y que tal Arsène Wenger, del que algunos han hablado como entrenador del Madrid? Sin duda lo respetarían Cristiano y cualquier otro jugador que haya jugado en la Premier. Pero, como Pérez, Wenger ha cometido sus errores. Incluso ha reconocido que esta temporada depositó un exceso de confianza en la juventud, que para dar el salto del juego bonito a la grandeza le habrían hecho falta un par de jugadores curtidos. La contrición podría ofrecer la base de una bella amistad entre Florentino y el francés. Los riesgos son grandes, pero sería divertido que se intentara.
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