El Palacio de Cibeles estrena bóveda de cristal en el patio
Ni encuestas, ni crisis económica, ni el debate del estado de la región, ni el caso Gürtel, ni otros asuntos políticos. Lo que ayer copó las conversaciones en la recepción municipal por el día de San Isidro fue la bóveda de cristal del patio del Palacio de Cibeles, estrenada para la ocasión.
El que antes era un frío callejón interior que partía de la calle de Alcalá hasta la de Montalbán y por donde trasegaban las furgonetas de reparto de correos, se ha convertido en un amplísimo salón para recepciones, que cuadruplica la capacidad del patio interior de la Real Casa de Correos, la sede de la Comunidad de Madrid en la Puerta del Sol.
A la altura del quinto piso, unos 25 metros, una cúpula de cristal, de 2.800 metros cuadrados, formada por 5.000 triángulos y con la forma de una burbuja, abre paso a la iluminación natural. "Aprendimos de la Puerta del Sol, donde a las doce de la mañana ya no se puede estar porque hace demasiado calor", explicaba el concejal de Hacienda, Juan Bravo. Por eso, el cristal utilizado en la bóveda es de un material que hace "el efecto de unas gafas de sol". A la vez, los dos grandes portones laterales permiten el paso de la corriente de aire.
"Todavía es provisional", decía el alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón, orgulloso de la obra. Está prevista una inauguración oficial del renovado palacio en cuanto se acaben las obras. Pero, al mirar a los pisos superiores, se advertían los trabajos aún pendientes en el patio. "Hay que cambiar las ventanas, remozar la fachada interior y pintar", enumeraba el alcalde. Y luego están el resto de dependencias, como el restaurante, que irá en el mirador, o el salón de plenos, todavía en obras. "Debajo, irá el auditorio", sentenció Gallardón.
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