Los patronos del San Pío V creen que la quinta fase resolverá los problemas
El Patronato del Museo de Bellas Artes San Pío V de Valencia manifestó ayer en un comunicado "la importancia de las obras de la llamada quinta fase de ampliación del museo" ya que "supondrán la homogeneización y puesta al día general de todas las instalaciones". Una fase de ampliación cuyo proyecto se acaba de licitar por 660.000 euros y cuyas obras comenzarán a lo largo del próximo año.
Los responsables de la pinacoteca se citaron ayer en una reunión extraordinaria para debatir con carácter monográfico los problemas que aquejan a algunas tablas de las salas góticas, al parecer cuarteadas por un problema de climatización. Ayer, el Patronato reconoció una avería en una máquina de refrigeración y humidificación, problema que se resolverá "en la primera semana de junio", cuanto llegue de Italia un nuevo equipo.
Asturias presta 44 obras de Yáñez, Ribera, Maella, Sorolla, Genovés...
No obstante, el museo señala que la máquina averiada funciona al 60% de su rendimiento, con lo que "se mantienen los parámetros estables en todas las salas del museo para la conservación de las obras". Es más, el comunicado asegura que los deterioros de las tablas son los mismos que en 2003 y 2004 y llega a afirmar que los movimientos de los paneles "pueden llegar a producirse incluso con las condiciones ambientales de humedad y temperatura más idóneas".
Mientras, el San Pío V inauguró ayer la exposición Pintores valencianos en el Museo de Bellas Artes de Asturias, que muestra hasta 44 excelentes obras de 27 artistas, en un recorrido que va desde el Renacimiento hasta el siglo XX. La muestra hace especial dedicación al siglo XIX, donde junto a cuadros de Salvador Martínez Cubells, Ignacio Pinazo o José Navarro Llorens, sobresalen seis obras de Joaquín Sorolla, entre ellas dos óleos de niños bañándose en la playa, uno de ellos precursor de Triste herencia, una de las mejores obras del pintor de Valencia.
Si bien destacan en el siglo pasado por su calidad dos cuadros de Juan Genovés, las joyas de la muestra son otras más antiguas. Como varios óleos de Mariano Salvador Maella, dos espectaculares bodegones con florero de Tomás de Hiepes, una obra de Nicolás Borrás, un San Leocadio, o el retrato de San Pedro de José de Ribera datado en 1634. Y sin dudarlo, el director de la pinacoteca asturiana, Emilio Marcos, eligió Santa Catalina y santa Margarita (1515), de Fernando Yáñez de la Almedina: "Es la obra que yo robaría de mi museo cuando me jubile".
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