Fritz Muliar, actor imprescindible en Austria
Actuó en teatro, películas y series durante 72 años
Aunque Fritz Muliar es un nombre que tal vez a pocos les suene en España, seguramente su memoria se refresque al saber que actuó en la popular serie austriaca Rex, un policía diferente, emitida en varias cadenas españolas. Muliar falleció el 3 de mayo en Viena, de una manera casi envidiable para muchos actores, profesionales a los que les cuesta mucho abandonar una ocupación que exige una vocación casi inquebrantable. Con 89 años, sufrió un ataque al corazón poco después de bajar del escenario del Teatro in der Josefstadt, donde representaba la obra Die Wirtin (La Tabernera), de Carlo Goldoni. No se recuperó.
Además de ser uno de los actores más famosos y queridos de Austria, por sus películas, sus series de televisión y, sobre todo, por sus actuaciones teatrales, había publicado numerosos libros. "Estoy desolado", dijo Herbert Föttinger, el director del teatro, al diario Wiener Zeitung, "se había convertido en mi amigo y me apreciaba mucho". Föttinger añadió que todavía trabajaban juntos en varios proyectos para el futuro del teatro.
Friedrich Ludwig Stand nació en Viena en 1919, hijo de Leopoldine Stand, secretaria de un banco, y de Maximiliam Weschelbaum, un oficial tirolés afín a las ideas nazis. La pareja, que no se había casado, se separó -la mujer era socialdemócrata convencida- y su madre se casó con un joyero vienés, Mischa Muliar, que adoptó a Fritz.
Empezó sus estudios de actor a los 16 años en el Conservatorio de Viena, y ya trabajaba en cabarés en los años treinta. Su primer papel en el teatro lo obtuvo en 1937, en Lieben August (El querido Augusto). Pero las cosas empezaban a pintar mal para los judíos, y su padre adoptivo tuvo que huir a América en 1939, escapando de los nazis.
El joven actor, se dedicó a trabajar entonces como representante de una firma de productos para bebés para sacar la familia adelante, hasta que fue llamado a filas, después de la Anschluss (la invasión y anexión de Austria por la Alemania de Hitler en 1938). Se negó, le capturaron, y evitó la pena de muerte y la posterior condena a cinco años de cárcel enrolándose para el frente alemán en Rusia. Allí le capturaron los soldados del Ejército británico, que lo mantuvieron prisionero hasta que terminó la II Guerra Mundial.
Regreso a las tablas
Después de la contienda, recuperó su profesión, sobre todo en el teatro. Actuó numerosas veces en el Volkstheater vienés de 1951 a 1963, y después pasó a formar parte de la compañía estable del Burghtheater, el más prestigioso escenario de lengua alemana en Europa, donde interpretó, entre otras obras, La ópera de los tres peniques de Bertold Brecht y Medida por medida, de William Shakespeare.
El gran público ya conocía a Mulier, de pequeña estatura, por sus imitaciones de acentos y personajes, pero se hizo más famoso cuando dio el salto a la televisión con una serie que conquistó al país: Las aventuras del buen soldado Svejk, el libro del checo Jaroslav Hasek adaptado para la televisión en 1972.
Pero Muliar tenía también una faceta política a la que nunca renunció. Se consideraba un socialdemócrata -por innegable influencia materna- y lo declaraba en cualquier ocasión. "Lo más importante y lo más bello de esta Europa libre es que podemos expresar nuestra opinión", dijo una vez. Y en otra ocasión, le preguntaron cuál era su sueño, y él contestó que ya lo había visto realizado: "Una Austria libre".
La socialdemócrata ministra de Cultura austriaca, Claudia Schmied, comentó tras conocer su muerte: "Los logros obtenidos por Mulier en favor de este país son indudables. Su muerte es una dolorosa pérdida para la vida cultural de Austria". Y hasta en el otro extremo del espectro político, el ultraderechista Stefan Petzner, de la Alianza por el Futuro de Austria, dijo: "Su muerte deja un gran hueco en el panorama teatral austriaco".
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