¿Condición suficiente?
Por fin! Esta semana, el Banco Central Europeo (BCE) ha anunciado una medida histórica, pero esperada desde hace meses en el área euro. Aunque con cierto retraso, el BCE ha decidido unirse a los otros tres grandes bancos centrales del mundo en llevar a cabo una política monetaria no convencional. Es cierto que la autoridad monetaria europea había sido más indulgente que sus homólogos en la aceptación de garantías para la concesión de préstamos a las entidades financieras desde el inicio de la crisis, y que sus operaciones se extienden ahora a plazos bastante más largos que los de la Reserva Federal. Sin embargo, quedaba pendiente abordar medidas más ambiciosas, como es la inyección de liquidez directamente en el sistema mediante la compra de activos financieros.
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El objetivo de la medida es doble: por un lado, utilizar nuevas fórmulas para inyectar liquidez ante una situación en la que un tipo de intervención del 1% no parece suficiente para reanimar una economía que en 2009 va a registrar una caída del PIB superior al 4%, y por otro, tratar de fijar precio en el valor de ciertos activos financieros.
Sin embargo, y a pesar del evidente impacto positivo que la relajación monetaria y la inyección de liquidez deben generar en los mercados interbancarios, no cabe pensar que estemos ante una decisión definitiva y concluyente. Primero, porque el deterioro de las expectativas ha sido muy significativo y el proceso de reconstrucción será lento. Segundo, y más relevante, porque el sector financiero sigue sin transmitir las inyecciones de liquidez a los agentes económicos, cuestión que resulta clave para volver a engrasar el ciclo económico. La falta de conexión entre la política monetaria y la economía real queda perfectamente ilustrada en el hundimiento de los multiplicadores monetarios, que se sitúan en mínimos de los últimos 50 años, reflejando que el incremento del préstamo de los bancos centrales al sistema no se está trasladando en igual proporción a la economía. Este factor resulta muy relevante en el área euro, ya que la financiación ajena de las empresas mediante préstamos bancarios es un 85% superior a la financiación directa en mercados, en contra de lo que ocurre en otras economías como las de EE UU y el Reino Unido, donde el peso de la financiación mediante bonos es muy superior.
En este contexto, la recuperación del sistema financiero, y con ello de la concesión de crédito, sigue siendo la condición imprescindible para que podamos comenzar a atisbar una recuperación del ciclo. Para ello, en contra de la desigual respuesta europea, en EE UU durante las últimas semanas se han tomado acciones muy contundentes en los dos aspectos que creemos clave: fijar un suelo en el valor de los activos, tanto reales como financieros, y fortalecer las ratios de solvencia de las entidades. Sólo así será posible recobrar la confianza en el sistema y sentar las bases para la recuperación económica, cuya velocidad dependerá de la flexibilidad y agilidad de las autoridades en la toma de decisiones.
Alfonso García Mora y Pablo Guijarro son profesores de la Escuela de Finanzas Aplicadas (Grupo AFI).
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