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Yo te fabrico velas y tú me enseñas gallego

Los emigrantes son los principales usuarios de los bancos de tiempo

Lleva menos de una semana trabajando en segundo plano y aseguran que ya han conseguido a siete interesados. El Ayuntamiento de Santiago dio ayer el pistoletazo de salida a su banco municipal de tiempo, que intentará crear una red de ciudadanos que compartan tiempo en el que intercambiar habilidades.

La iniciativa quiere azuzar a una sociedad que apenas tiene un minuto libre para regalar. Pero no es nueva en Galicia. Municipios como Ames, Rianxo o Ferrol tienen en marcha desde hace tiempo iniciativas parecidas, también impulsadas desde el Consistorio y homologadas por la Xunta como parte de las políticas de servicios sociales. Otros tantos municipios, como Allariz, han decidido gestionar su banco de tiempo sin ayuda municipal.

Galicia es pionera en España en legislar medidas de conciliación
Municipios como Allariz gestionan su truque de horas sin ayuda institucional

El usuario del banco -entre los que destacan los trabajadores inmigrantes- ha de estar dispuesto a dar tiempo a cambio de tiempo, y en el trueque, intercambiar habilidades y conocimientos. Esta es, básicamente, la carta de derechos y deberes de los trocadores de tiempo. "Una persona que necesite que le arreglen una avería", explica la concejala de Ames, cuyo banco está de cumpleaños, "puede vender sus horas para recoger del colegio a los niños de otra persona". El municipio de Ames puso en marcha hace un año esta particular sucursal que ya cuenta con 30 clientes.

A pesar de que ciudades como Madrid, Valencia o Barcelona tienen sus propios bancos de tiempo, Galicia es pionera en legislar este tipo de iniciativas. El banco municipal de Ames, al igual que el de Ferrol, nació bajo el marco de una ley de 2007 y un decreto de julio de 2008, por los que se establece la promoción autonómica de las medidas municipales de conciliación. Con esta legislación, la Xunta pretende fomentar iniciativas como ésta, a la que Santiago decide unirse ahora. De momento, la concejalía de Servicios Sociais y Muller no ha puesto en marcha la web que pretende servir de espacio de encuentro, pero ofrece un teléfono, 981 542465.

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Los ayuntamientos gallegos que han activado estos bancos son los encargados de poner en contacto a los interesados y gestionar los "bonos de horas". En Ames creen que esta intermediación fomenta que la gente confíe en la iniciativa. La mayoría de los municipios atribuye el éxito a la voluntad de integración de personas que vienen de fuera de Galicia.

Por eso, estudiantes, trabajadores de otras comunidades y países y emigrantes, componen gran parte del grueso de clientes y contribuyen al éxito de estas actividades. La concejala de Ames así lo cuenta. Isabel González explica que en el municipio hay una persona inmigrante que ofrece hacer talleres de fabricación de velas a cambio de que le enseñen gallego. En Allariz, donde la asociación parte de los propios vecinos, existen casos parecidos, según Óscar Arias, portavoz del colectivo En Común, que gestiona el banco: "Somos poco más de 10, pero nos ayudamos con los cheques de tiempo, que se cobran en cuanto alguien necesite ayuda de los asociados".

Los orígenes de estos intercambios se remontan a los años 80, cuando un ciudadano estadounidense recién salido de una operación de corazón pensó en crear los time banks para suplir la falta de trabajadores sociales, carencia que notó durante su recuperación. La idea se extendió por todos los países, y en los últimos años, las nuevas tecnologías han hecho proliferar las redes sociales que fomentan el intercambio de tiempo. Redes como kroonos fomentan la ayuda global y contribuyen a localizar sin intermediarios la ayuda que se necesita. En Santiago, por ejemplo, pueden encontrarse peticiones como: "Me gustaría contactar con gente francesa en Santiago de Compostela para practicar mi oxidado francés". Muchas veces estas plataformas congregan y localizan a personas con aficiones minoritarias. Como los usuarios del go, un juego japonés. Para muestra, un botón: "Si te animas a probar, los sábados a partir de las 17.00 puedes encontrarnos en el bar Garigolo que está en la Algalia de Arriba". La falta de plataformas ya no es excusa, las hay físicas o electrónicas. Lo que toca ahora es encontrar una hora de tiempo.

Una persona corta el césped a otra a cambio del transporte de muebles. Les costará una hora.
Una persona corta el césped a otra a cambio del transporte de muebles. Les costará una hora.ANXO IGLESIAS

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