La saeta negra
Henry, que siempre marca en el terreno madridista, muestra su versión más elegante
Elegante y letal como de costumbre, Henry pasó por el Bernabéu y otra vez dejó regalos. No hay partido que juegue en el estadio del Madrid en que no marque. El sábado, dos veces. Y no fueron dos goles cualesquiera: tan valioso el del empate (1-1), cuatro minutos después del tanto de Higuaín, como el cuarto, que dejó en poca cosa el de Ramos (2-3) al inicio de la segunda parte.
Henry también marcó hace cuatro temporadas en Chamartín cuando lo visitó con el Arsenal camino de la final de la Champions de París. El curso pasado, en día de infausto recuerdo para el barcelonismo -pasillo al Madrid en un partido con regusto a final de ciclo-, y anteayer, claro, volvió a marcar. Por eso calificó la victoria como "especial" después de lo sucedido un año atrás: "Fue un momento difícil".
Señalado por Txiki Begiristain, el director deportivo azulgrana, como una de las razones que llevaron al Barça a destrozar al Madrid, Henry se clavó en la portería blanca como una saeta negra, tan rápido al buscar el pase de Messi en el primer gol como lo fue en el segundo aprovechándose de un servicio de Xavi y siempre sutil al definir ante Casillas.
Pep Guardiola pidió a Henry y a sus compañeros que no especularan. "Tenemos que chutar mucho, Casillas es muy bueno", dijo antes de salir de Barcelona. El francés, tan fino como obediente, encaró tantas veces como le ofreció el partido, ya fuera a Ramos, al que humilló con la inestimable colaboración de su entrenador; a Lass o a quien se le pusiera por delante. A Cannavaro, por ejemplo, que le hizo falta. La estrategia de Tito Vilanova y el remate de Puyol hicieron el resto. Van siete goles a balón parado en esta Liga azulgrana. Un recurso o algo más, según se mire, que viene a demostrar que trabajado el Barça lo está un rato.
Nadie sabe exactamente de qué hablaron Henry y Guardiola, pero el día que el entrenador invitó a comer al francés en uno de sus restaurantes favoritos de la capital catalana, algo cambió para bien. "Si aprecian a Henry diferente al del año pasado, a mí no me miren. Yo no he hecho nada. El mérito es suyo: de su conducta y de su calidad", insiste Guardiola cuando se le pregunta qué ha hecho para que el delantero, tras la decepción de la pasada temporada, sea ahora referencia obligada.
Dicen los veteranos del vestuario del Camp Nou que el problema fue de jerarquía. "Ronaldinho y Deco le ningunearon y él se apartó". Poco tiene que ver la manera de entender la vida y, por consiguiente, el fútbol; poco tiene que ver con el desorden de aquella pareja. "Pero los barcelonistas y especialmente Eto'o siempre le valoraron", se advierte. Entre unos y otros, la cuestión es que el Barça ha hallado la versión más elegante del mejor Henry.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.