La llave del clásico se llama Messi
Guardiola desequilibró el partido cuando decidió que el argentino se asociara entre líneas con Xavi e Iniesta para crear superioridad en el medio campo y dar profundidad a Henry y Eto'o por las bandas
Pep Guardiola no paró el viernes, 1 de mayo, día no lectivo, festividad del trabajo, vigilia del clásico. Partió de casa a las nueve de la mañana y no regresó hasta las nueve de la noche. Escocido todavía por determinados comentarios técnicos sobre el desarrollo del partido del martes contra el Chelsea, y especialmente alrededor del planteamiento de Guus Hiddink, al entrenador del Barcelona le preocupaba especialmente dar con la fórmula para ganar el sábado en el Bernabéu.
A partir de imágenes grabadas por sus colaboradores, Guardiola analizó con sus ayudantes el juego del Madrid hasta dar con una propuesta respetuosa con su atrevido ideario futbolístico y al mismo tiempo desestabilizadora con el equipo de Juande Ramos. La clave estaba en mover a Messi de su demarcación habitual de extremo derecho hasta la línea media como falso 9 o cuarto centrocampista. La Pulga se movió entre líneas para asociarse con Xavi e Iniesta, hasta conseguir situaciones de superioridad de tres contra dos ante Gago y Lass -marcadores individuales de los dos volantes azulgrana- y provocar la salida de los centrales madridistas, más adelantados que nunca, desbordados por la profundidad de Henry y Eto'o, siempre verticales. Querían los técnicos evitar que el rival dispusiera un antiMessi y convencieron al argentino de que jugara igual que como lo había hecho un rato en Sevilla y ante el Valencia en el Camp Nou. Los azulgrana ganaron el partido por dentro con Xavi-Messi e Iniesta y por fuera con Henry y Eto'o, sacrificado en la banda, aparentemente desconectado y, sin embargo, resolutivo en acciones como la del sexto gol.
Xavi, el mejor asistente del partido -cuatro- y del campeonato -16-, combinó hasta 18 veces con Messi y Messi 13 con Xavi, una productividad que les sitúa como la pareja de la jornada. "Aunque dirá que la victoria corresponde a los jugadores, el triunfo pertenece sobre todo a Guardiola", observó el director deportivo, Txiki Begiristain. "Ha ganado el partido desde la posición de Messi, de las diagonales y capacidad de decidir de Henry y de la inteligencia con la que jugaron los tres pequeños del equipo".
Inédito como goleador en Chamartín hasta el sábado, Messi marcó dos tantos, los mismos que Henry, siempre ganador en sus visitas al Bernabéu, como delantero del Arsenal o del Barça. Henry ya suma 19 goles en la Liga -más 5 en Champions y 1 en la Copa-, por 27 de Eto'o -más 3 en la Champions- y 23 de Messi -más 8 en la competición continental y 5 en la Copa-. La delantera azulgrana, con 69 dianas en Liga, ya ha superado al trío madridista de los sesenta (1960-61), formado por Puskas (28), Di Stéfano (21) y Del Sol (21), y aspira a que su equipo, con 100 tantos, bata el récord registrado por la escuadra de Robson durante el ejercicio 1996-97 (102) y de Toshack en el Madrid en el año 1990 (107).
Asegurado el despliegue ofensivo, el Barça también supo controlar el sistema defensivo porque sus zagueros se tensionaron más cuando la pelota estuvo en poder de sus compañeros que del contrario: "El Madrid te mata cuando atacas por el vértigo de sus transiciones", avisó el técnico, "y porque Robben, Raúl e Higuaín se descuelgan fácilmente".
Una vez visualizado el partido, Guardiola supo transmitir además su valentía a los jugadores. "El técnico convenció a los futbolistas de que era su día", reveló ayer el preparador de porteros, Juan Carlos Unzué. Y hasta Eto'o asintió: "El mister estuvo muy lúcido cuando me mandó a la banda mientras Messi se iba al centro". Una vez puestos los egos al servicio del equipo, el triunfo fue más sencillo para un histórico Barça.
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