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Reportaje:VAMOS A... LOS 'TECNOHOSTALES'

Noches multimedia

Hostales y albergues se ponen al día: DVD, Internet inalámbrico y consolas. Lujo digital gratuito

Lo que lleva en su equipaje puede transformarle en un flashpacker. Un iPod, un ordenador portátil o un móvil 3G bastan para que forme parte de esta nueva especie de viajero. Una categoría acorde con los tiempos virtuales que corren.

El término inglés es la actualización de backpacker, es decir, del mochilero tradicional. Daniel Arval, gerente de Home Youth Hostel (La Lonja, 4. 963 91 62 29) y de Rôôms Deluxe (Avenida del Instituto Obrero, 20. 963 35 67 93), dos establecimientos flashpackers en Valencia, lo explica así: "Los mochileros siguen existiendo, pero ya no son hippies con mochilas llenas de banderas y pegatinas de los países que han visitado. Son distintos. Buscan interactividad y comodidades como Internet, un baño propio y hoteles céntricos".

En la era de las tecnologías móviles de tercera generación y las conexiones inalámbricas a Internet (wi-fi), los viajeros se llevan la oficina o la casa a cuestas. La miniaturización de los aparatos y su peso ínfimo permiten moverse con la Red de redes en la mochila. Daniel Arval, con 14 años de experiencia en el sector, califica Home Youth Hostel como un albergue 2.0: se encuentra a cincuenta metros del Mercado Central de Valencia, en el corazón de la marcha levantina; prescinde de literas y ofrece wi-fi, televisión con DVD y varias cocinas. Todo por 21 euros (habitación doble) o 19 euros (triple o cuádruple), por persona. Rôôms Deluxe lleva el lujo low cost más allá: 28 habitaciones temáticas y dobles con baño privado. "Los cuartos se decoraron tras un concurso abierto al público", detalla Arval. El resultado: habitaciones logradas con títulos como Bosque Encantado o Marruecos. Exquisiteces por 35 euros por persona (habitación doble) que conserva el factor social de los albergues: "Hay zonas comunes como un comedor, una cocina con vitrocerámica, seis ordenadores, terraza...".

Detrás del nacimiento de esta tribu viajera no sólo está el Ciberespacio. "Los backpackers han crecido. Ganan más dinero, pero quieren viajar como lo han hecho siempre. Desean conocer gente, moverse solos, sin itinerarios ni horarios fijos. Piensan: 'Quiero hacer lo mismo, pero poder darme una ducha en mi baño", argumenta Arval.

¿Y cuál es el perfil del flashpacker? Son aventureros, independientes y libres. No se niegan caprichos como una cena cara o un masaje si el restaurante y el spa valen la pena, pero huyen de las cadenas hoteleras. Prefieren el ambiente de un hostal lleno de aventureros como ellos. Antaño, los mochileros cargaban con la guitarra, ahora, con un iPod. Karen Bryan es una turista 2.0. Esta escocesa de 50 años viaja desde los 19. "Me muevo con una mochila durante el día, pero en los traslados llevo una maleta rígida. Trato de viajar ligera, pero a veces no es fácil: en febrero compré un portátil y sólo con el adaptador pesa dos kilos. Además, vuelo con compañías de bajo coste como Easyjet que no dejan viajar con más de una maleta". Otra limitación a los caprichos flashpackers: las tarifas telefónicas. "Prefiero no cargar con el móvil. El roaming (tarifas fuera de tu país de residencia) es caro". Bryan viaja por Europa y gasta unos 330 euros semanales.

El iPod en la mochila

Lucía Torres, madrileña y de 25 años, se conforma con menos. Esta gestora cultural y empleada de la agencia de cooperación AECID ha dormido en sitios inesperados como una antigua pocilga en el Camino de Santiago o en una hamaca bajo las estrellas en la Chiquitania (Bolivia). "Acabar en un albergue era todo un lujo hace cinco años. Ahora se viaja más y hay más oferta. No hace falta meterse en un albergue de mala muerte o dormir en la intemperie. Ahora hay donde elegir", cuenta. Torres enumera la lista de las cosas que mete en su mochila: una hamaca, un saco o un saco-sábana, unas chanclas, ropa, objetos de higiene, una memoria flash de 8 gigabytes, el iPod, enchufes y cargadores, unos altavoces Philips, la cámara digital, el móvil español y el de Bolivia, el termómetro digital y el portátil.

Torres matiza: "Si viajo sola prefiero lo económico. A veces el wi-fi encarece el hostal, y como llevo portátil, si quiero conectarme, voy a un café con conexión y listo".

El turista 2.0

El último informe de 2008 de la Confederación de Viajes para Estudiantes y Jóvenes (WYSE o The World Youth Student & Educational) describe a los flashpackers como mochileros hasta de 40 años acostumbrados a las nuevas tecnologías y con más presupuesto. Estos viajeros se permiten cada vez más caprichos: en 2007 se gastaron 1.957 euros (un 40% más que en 2006), y un 60% se desembolsó en el destino. Asegura la WYSE que sus principales países de origen son -por este orden- Australia, Estados Unidos y Canadá. La causa: es donde más cultura mochilera y más estructuras hay. Los dueños de los tecnohostales son jóvenes que han viajado y siguen viajando mucho.

"El turista 2.0 es más exigente. Se documenta e intercambia opiniones en comunidades virtuales. No sólo compra viajes en Internet, también usa el móvil para navegar por la Red. Por eso las agencias ofrecen más destinos, más alternativas de ocio y mejores precios". La opinión es de Roger Farell, director de marketing de Lastminute. Ésta y otras agencias online han incluido servicios punteros como la descarga de guías (para reproductores MP3), o para el móvil, como el Fonefood de Lastminute. Este software, con Google Maps, permite encontrar un restaurante entre más de 6.000 locales europeos. Se acabó eso de desplegar un mapa y no saber cómo devolverlo a su posición original.

Este nuevo tipo de turista está ahí afuera. La pregunta es obligada: ¿el mundo está preparado para albergarlo? Al menos el sector ya se ha dado cuenta de que hay que mimar un mercado que cada año mueve 127.000 millones de euros.

Los datos de WYSE indican que los albergues se adaptan a las exigencias: según su informe, "los establecimientos buscan estrategias innovadoras para atraer el mercado flashpacker: por ejemplo, ofrecen habitaciones de hotel y literas bajo el mismo techo". El informe añade que el 50% de los hostales invirtieron en 2007 para mejorar y ampliar sus instalaciones.

Australia como ejemplo

¿Y geográficamente? La vuelta al mundo en tecnohostales está garantizada: el Sunday Times describe Australia como el paraíso del viajero 2.0. Argumentos no le faltan: en el continente abundan los albergues tirados de precio, chics y extremadamente tecnológicos. Según la WYSE: "Australia es un país de backpackers con un mercado que factura mil millones de dólares anuales". Y es que todo australiano fue un mochilero en su día. Lógico que esos viajeros intrépidos exijan lo mismo pero con más confort. La cadena Nomads World Hotels (http://nomadshostels.com) es un buen ejemplo. Seis alojamientos repartidos por Australia, Nueva Zelanda y las islas Fiji que mezclan bares lounge, salas de proyección y piscinas con cocinas y dormitorios preparados para auténticas hordas de mochileros. La habitación doble en su hostal de Melbourne cuesta entre 53 y 72 euros; en litera: desde 15,42. Algo más caro que lo que muchos backpackers están dispuestos a pagar. Kruger, de Hostelling International, afirma: "Los flashpackers suelen tener más dinero y prefieren su habitación privada, antes que dormir en una litera, lo que puede ser un pelín más caro que una litera". Pero insiste: "Es la alternativa más barata. La diferencia es que ahora se puede elegir: antes sólo había literas, ahora hay habitación individual, doble o familiar".

En París está Oops! (Avenue des Gobelins, 50. 0033 1 47 07 47 00. Habitación doble: 70 euros; litera, 30), en el arrondissement 13, entre el barrio chino y el latino. Su recepción y su cocina son tan vistosas que parecen sacadas de una revista de interiorismo. Tampoco defrauda el Czech Inn (Francouzska 76. 00 420 267 26 76 00. Habitación doble: 61 euros; litera, 17) de Praga. Un hotelito ideal para la generación adicta al Macbook, el portátil de Apple. Moderno, cool y con habitaciones con capacidad para acoger a 12 personas. Pero la palma se la lleva Lisboa: cuatro de los diez Hoscars, los premios que cada año reparte la central online Hostelworld entre los mejores albergues del mundo, se concentran en la capital portuguesa. Más de 800.000 viajeros independientes votaron entre 20.000 hostales teniendo en cuenta seis criterios (personalidad, seguridad, localización, personal, diversión y limpieza). The Travellers House (00351 210 11 59 22. Habitación doble, 60 euros; litera, 20) fue el vencedor. Rossio Hostel (Calçada do Carmo, 6, 2º derecha. Habitación doble, 50 euros; litera, 15) y Lisbon Lounge Hostel (San Nicolau, 41. 00351 21 346 20 61. Habitación doble, 50 euros; litera, 18) ocupan el segundo y tercer puesto, respectivamente. Otro lisboeta es Goodnight Backpackers Hostel (00351 21 343 01 39. Rua dos Correeiros 113. 00351 21 343 01 39. Habitación doble, 50 euros; litera, 18), en octavo lugar. Estos cuatro tecnoalbergues ofrecen desayuno, wi-fi, DVD, minibar y otras comodidades.

Valencia, la pionera

¿Y en España? Según Moisés Margaix, la cosa no pinta nada mal: Valencia y Barcelona hacen gala de una estructura de albergues para flashpackers muy potente. Aunque, como recuerda uno de los propietarios del Red Nest Hostel (Paz, 36. 963 42 71 68) y del Purple Nest Hostel (Plaza de Tetuán, 5. 963 53 25 61) -ambos en Valencia, habitación doble: 41 euros; litera, 14-, los españoles no han oído hablar mucho del fenómeno. "La mayoría de nuestros clientes son ingleses, alemanes o italianos. Muchos reservan online, y algunos, incluso por Skype [el servicio de llamadas por Internet]". Margaix y los otros tres dueños sortean la crisis. Les va tan bien que en abril inauguraron el Yellow Nest Hostel (Passeig Regente Mendieta, 5. 934 49 05 96. habitación doble, 23 euros; litera, 15) en Barcelona. Margaix no se pierde una conferencia sobre backpackers, un sector en el que trabaja desde 2004. No duda en relacionar el fenómeno con una tendencia en boga: la de los city breaks, o escapadas urbanas. "Son gente de fin de semana, vienen un viernes y se van el domingo. Aprovechan los vuelos low cost con enlace directo. No buscan destinos concretos, sino vuelos baratos sin escalas. Van a ciudades con billetes ganga. Exigen un hostal urbano para caminar y salir de marcha, y si el wi-fi no va se pillan unos berrinches...".

Otro aspecto sorprendente es la calidad de las webs. Se nota que estos viajeros están acostumbrados al 2.0: aparte de la clásica reserva en Internet, estos albergues tienen perfiles en redes sociales como MySpace, Facebook o Tuenti. Y cuelgan vídeos en YouTube, ofrecen servicios (online y en recepción) en varios idiomas y hasta proponen experiencias digitales: "Desde este verano invitamos a los clientes a coger una de nuestras cámaras digitales y grabar su visión de Valencia". Y añade: "Nuestros usuarios se traen de todo: el laptop, los minialtavoces, el GPS portátil, discos duros enanos, el iPhone... Nosotros nos adaptamos a sus artilugios y les ofrecemos la tecnología necesaria. Todo gratis". Cuentan con seis puntos de conexión a Internet, wi-fi, cajas de seguridad grandes para guardar el portátil, distintos programas de software y cables de descarga de fotografía. Y cargadores de todo tipo, para portátiles, móviles, iPod...

Algunos hostales han cambiado hasta de nombre al calor de la tendencia: La Controra (Piazzetta Trinità alla Cesarea, 231. 0039 081 549 40 14. Habitación doble: 60 euros; litera 15), en Nápoles, abrió en 2004. Entonces se definía como un albergue de backpackers. Sus dueños, Enrico Russo y Alessandro Sposito, sustituyeron el término por flashpackers en 2007. "Alessandro y yo nos conocimos en la universidad. Nos gustaba viajar juntos. Nuestra idea de un albergue era la de un lugar sucio, espartano, casi okupa. Hace unos años descubrimos que en Europa había decenas de albergues fashion...", cuenta Russo. Lo cool y lo barato no estaban reñidos. Nápoles no tenía nada así. Se pusieron manos a la obra. Encontraron un envoltorio ideal para su concepto: un monasterio del siglo XVII rodeado de palmeras y céntrico. Alessandro Sposito se ocupó de la parte creativa. Enrico Russo, del marketing. "Soy periodista. La primera vez que escuché flashpacker fue charlando con una periodista canadiense. Se alojó en La Controra y nos dijo: 'Backpacker no os hace justicia. ¿No conocéis a los flashpackers?".

Los últimos datos (de 2007) corroboran la buena salud del sector: según Hostelling International, 2007 ha sido el mejor año para los albergues, con cerca de 1,4 millones de reservas en su web (crecieron en un 14% respecto a 2006), y, según WYSE, ya hay más de 1,7 millones de camas en albergues. Según esta central, España es el país con más pernoctaciones (161.161) en albergues.

Adiós al romanticismo

La alemana Joséphine Vogt, de 24 años, es mochilera desde los 16. Habla español y le encantan Guatemala y México: "Antes seguíamos a otros viajeros. Nos recomendaban sitios. Ahora lo miro online". Pero hay quien opina que con el gesto se pierde el romanticismo: "Los flashpackers son menos espontáneos que los mochileros, usan gadgets para todo y van pegados a la pantalla del móvil o de la cámara digital". Lo mismo opina el napolitano Massimo Solofria, de 35 años y responsable de la central de reservas Europe Famous Hostels. "Llevo 20 años viajando como mochilero, y por temas de trabajo tengo que llevar cámara, móvil, ordenador... Para estar localizable y subir fotos a mi web. He estado en lugares en África donde había wi-fi. Se acabó el aislamiento. Lo de los flashpackers tiene su lado negativo: la esencia del viaje se diluye, no hay tanta aventura, ni misterio. Ahora te condicionan los internautas de Facebook o de Twitter. Creo que se va a saturar lo tecnológico, que habrá quien recupere el viaje en su sentido antiguo".

Javier Garcés, presidente de la Asociación de Estudios Psicológicos y Sociales, afirma que cada vez más personas entre los 20 y los 40 años no pueden pasar ni un solo día sin leer el e-mail. "Son dependientes. Además, esto se une a tener que estar en contacto con el mundo virtual por trabajo". El problema: "Los flashpackers se pierden la inmersión real en los mundos que visitan, la sensación de redescubrir el lugar en el que viven, porque nunca salen del todo de su mundo".

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El Purple Nest Hostel, en Valencia, ofrece gratis todo tipo de cargadores y cajas de seguridad grandes para guardar el portátil.
El Purple Nest Hostel, en Valencia, ofrece gratis todo tipo de cargadores y cajas de seguridad grandes para guardar el portátil.

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