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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Fin de una crisis

La de los buitres tal vez, y sin inyecciones millonarias de liquidez, sólo con una dosis de lógica. Las reses muertas en ciertos lugares y explotaciones se podrán quedar, como la ley natural dicta, a disposición de aves y demás especies carroñeras. Pero hay que tener prudencia; la exigen más de tres años de hambre impuesta a estas especies. El 24 de abril, el Parlamento Europeo aprobó la redacción de un reglamento que puede poner fin a la sinrazón. Y 22 asociaciones nos hemos hecho eco de esta buena nueva que garantizaría la vida de especies protegidas y la viabilidad económica de explotaciones ganaderas tradicionales.

Volver al natural sentido común, como dice Europa, ratifica el vínculo entre aves y ganadería. Vínculo roto al cerrar muladares y crear un monopolio empresarial de recogida de reses muertas, con dinero público y beneficios privados, de insostenible prosperidad avalada cada año en España con un coste de 150 millones de euros, como se publicó en EL PAÍS el 18 de junio de 2007.

Europa marca un paso que no puede perderse otra vez. Obstinarse en el error es condenar a la muerte económica a la ganadería extensiva y a la muerte, sin más, a las aves.

Liquidez y confianza curan las crisis. Liquidez la hay, 70 millones de toneladas de animales muertos. Confianza la habría si la vida de los buitres y demás especies no dependiera de intereses.

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