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Reportaje:Moda

Llega la primavera del más difícil todavía

Reinan los pantalones excesivos y... ¿favorecedores?

Llega el principio del fin para el largo reinado de los pantalones neutros aunque, viendo lo que viene, puede que se les eche de menos. Faldas pantalón, zaragüelles, corsarios, pantalones harén y bombachos al tobillo o cortos. La variedad de cortes tiene en común el talle alto y el hecho de que se puede agrupar bajo un solo adjetivo: son difíciles, de combinar de llevar con gracia e incluso con dignidad. A pesar de sus cortes enrevesados y poco favorecedores, los pantalones divertidos han llegado incluso a las atalayas del clasicismo pijo y la colección para esta primavera de Ralph Lauren, que tradicionalmente se resiste a cualquier riesgo y rareza, incluye pantalones de odalisca en seda y colores crudos.

El hartazgo de los 'pitillos' trae piezas de cortes complicados
Carlos Díez: "En la percha quedan bien, llevarlos es otra cosa"

Armand Basi y Chloe, entre otras muchas firmas, proponen bombachos de volúmenes exagerados con gran cantidad de tela sobrante alrededor de las caderas en azul tinta y negro para la noche. La clave es envolver las piernas en una jungla de pliegues y los materiales son más importantes que nunca: van desde los tejidos recios que dibujan una silueta artificial en los bombachos -o su versión más extrema: los pantalones banana- a la seda de los harén, entre la elegancia lánguida y el prosaico pijama. Las faldas pantalón se convierten en sacos cerrados con dos aberturas para sacar las piernas, como las de Yves Saint Laurent, sobre cuya funcionalidad no cabe decir mucho.

"En la percha y en las revistas quedan muy bien, pero atreverse a llevarlos es otra cosa, en la calle te van a mirar", dice el diseñador Carlos Díez que se ha apuntado al más difícil todavía con bombachos cortos y largos con estampados florales para esta primavera. Díez, poco amigo de los básicos y la austeridad, achaca la omnipresencia de los tricky pants al cansancio de los pitillo y los tiros bajos. "Son atractivos porque son el otro extremo de lo que llevamos viendo desde hace mucho tiempo". Una lógica cíclica de la moda -todo lo que no puede estrecharse más vuelve a llevarse holgado y cuando es imposible seguir bajando el tiro a la cadera sube hasta debajo de las costillas- que comparte la estilista Beatriz Moreno de la Cova. "Esta tendencia es fruto del aburrimiento, la cintura altísima es lo que nos faltaba", dice la estilista. En su opinión los zaragüelles y los bombachos "le sentaban bien a Meryl Streep en Memorias de África" el resto de las mortales tienen que saberlo llevar para no parecer disfrazadas. Hasta los propios creadores reconocen que no son para todo el mundo -por lo visto conviene ser alta y más bien valiente- y les pronostican una supervivencia limitada. "Es la prenda perfecta para el verano y no creo que vaya más allá", dice el veterano diseñador Antonio Alvarado. La propuesta de la catalana Sita Murt son pantalones en los que la tela cae en cascada sobre los tobillos. "Son frescos y cómodos", dice la diseñadora, "pero también muy particulares".

La línea entre sofisticación y ridículo parece más fácil de cruzar esta primavera. Y después, ¿qué? Alvarado remata la cuestión: "El invierno está pidiendo pantalón de pinzas". Un pronóstico halagüeño. Un alivio.

Modelo de Armand Basi.
Modelo de Armand Basi.

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