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Entrevista:JEREMY RIFKIN | Economista | Economía global

"Hay que edificar ya la tercera revolución industrial"

Jeremy Rifkin (Denver, EE UU. 1945) es incansable. Este economista estadounidense comprometido con el cambio climático y las energías renovables recorre el mundo asesorando Gobiernos y empresas para impulsar una transición hacia la tercera revolución industrial, la tecnología verde. Habla de un "capitalismo distribuido" donde los edificios mantengan sus propias fuentes de energía y la almacenen, para terminar así con "las desigualdades geopolíticas" del suministro. Preside una mesa de ejecutivos que reúne a casi un centenar de multinacionales comprometidas con el cambio, entre las que están IBM, Siemens y la española Acciona, con la que se ha reunido en Madrid, invitado por la agencia Thinking Heads. Esto no es todo. Forma parte del Consejo de Sabios del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Éste le dijo una vez: "Jeremy, España perdió el tren de la primera revolución industrial. Y el de la segunda. No quiero perder el tercero". Pero las promesas internacionales de avanzar hacia una economía sostenible, cree, corren el riesgo de quedarse en sólo eso, promesas.

"España tiene una oportunidad, pero puede perderla si no actúa rápido"

Pregunta. ¿Ha tomado la cumbre del G-20 del pasado 2 de abril un compromiso eficaz con la energía verde?

Respuesta. Hubo sólo unas pocas referencias a la economía verde. Me parece que estamos perdiendo de vista que la pieza central que estabilizaría la economía debería haber sido el camino hacia la tercera revolución industrial y el capitalismo distribuido. Todavía tratan esto como un asunto más y no como el punto de referencia para evitar la extinción de la humanidad. Estamos en el atardecer de la segunda revolución industrial, y por ello la economía se derrite. Estoy preocupado, no entienden el significado histórico de este momento.

P. ¿Cuál es el significado?

R. Muchos siguen pensando que es una crisis financiera, una crisis del crédito, de la desregulación del mercado. Éstas son sólo las consecuencias de la crisis. La crisis es que la segunda revolución industrial, basada en una centralización de la electricidad, del automóvil y la cultura del petróleo llegó a su límite en 1988. Entonces entramos en una recesión de la vivienda global, y salimos, no con una revolución tecnológica, sino emitiendo crédito, devorando los ahorros creados.

P. ¿La promesa de un nuevo sistema financiero no basta?

R. Lo que el G-20 pasó por alto es que la única forma de avanzar en la economía del siglo XXI es establecer una colaboración público-privada para edificar la tercera revolución industrial. Aislar el fundido económico de la crisis energética y el cambio climático es una equivocación. Si no entienden la relación entre los tres, no seremos capaces de solucionar ninguno de ellos. La UE ha establecido una estrategia, pero todavía no hemos creado suficiente liderazgo para influenciar a otras naciones. El compromiso de éstas debe ser mucho mayor.

P. Pero Barack Obama ha anunciado una gran inversión en energías renovables.

R. Lo que Obama quiere hacer es descentralizar los parques eólicos y solares del Oeste, y crear otros al Este, mejorando la red inteligente de distribución. Obama entiende que necesitamos una economía verde. No entiende que la segunda revolución industrial se ha extinguido. Apuesta por construir paneles solares y parques eólicos, pero para mandar energía desde allí. Yo estoy a favor de los parques centralizados. Son esenciales pero no suficientes, sólo parte de la solución.

P. ¿Hay riesgo de crear otra burbuja poniendo dinero irracionalmente?

R. Poner dinero dentro sin un plan estructurado es irracional. La gente debe entender que se necesita una infraestructura. Igual que con las anteriores, se necesitan enormes inversiones para reformar los edificios y que puedan producir y almacenar energía.

P. ¿Cuáles son los pasos a seguir?

R. La tercera revolución industrial debe pasar por cuatro pilares. El primero es crear energía renovable. El segundo son los edificios, que produzcan su propia energía. Techos solares, paredes eólicas que cacen el viento cuando golpee en ellas, energía del reciclaje de la basura, etcétera. El pilar tres es cómo almacenamos la energía. A veces el día está nublado, o no brilla el sol, o el viento no sopla. Podemos recurrir a la energía de hidrógeno, que es fácil de almacenar. El pilar cuatro es cuando la revolución de la comunicación converja con la energética. Cuando empiece el capitalismo distribuido, terminarán las plantas eléctricas.

P. Usted se ha reunido últimamente con Jesús Caldera, quien preside la fundación socialista Ideas para el Progreso.

R. Hablé con él durante largo tiempo. Me dijo que España está de acuerdo y comprometida con la tercera revolución industrial. El presidente Zapatero puso la tercera revolución industrial en el seno de su programa electoral. Creo que es tiempo ahora de confeccionar un paisaje político que acompañe lo que están haciendo las compañías comprometidas. El Gobierno tiene una oportunidad, pero puede perderla si no actúa rápido. España es uno de los países líderes en energías renovables. Es el primero del mundo que ha creado un edificio como planta energética para conseguir almacenar la energía, la fábrica de General Motors en Zaragoza o la planta de Acciona en Pamplona. Pero hay que actuar con rapidez.

P. ¿Cuál es la fecha límite?

R. Nos acercamos a [la cumbre del clima de] Copenhague, la ventana se cierra y no hemos llegado hasta el punto de entender la magnitud de esta crisis. Ya es abril. Zapatero asumirá la presidencia de la Unión Europea en enero, tres semanas después de Copenhague. Pongamos que hay un fracaso en Copenhague o que no triunfa. Entonces nos entra el pánico porque no tenemos una estrategia para salvar a la humanidad de la extinción. El Panel del Cambio Climático de la ONU nos dijo que tenemos de siete a nueve años para crear una estrategia global, si no, no lo conseguiremos. Y no podemos permitirnos ni un solo error.

Jeremy Rifkin en su visita a Madrid.
Jeremy Rifkin en su visita a Madrid.ÁLVARO GARCÍA

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