Las horas bajas del Gran Hotel
El Banco Pastor pasa a gestionar el complejo que brilló durante un siglo alojando a multimillonarios, aristócratas, políticos y artistas
La habitación 229 del Gran Hotel La Toja sigue siendo una de las mejores. Era la preferida de su propietario, Pedro Barrié de la Maza, que se hizo con el complejo tras la muerte del fundador, el Marqués de Riestra, en 1923. La Sociedad Anónima La Toja llevaba entonces un cuarto de siglo explotando los manantiales de aguas minero-medicinales y el hotel, inaugurado en 1907 y diseñado por el orensano Daniel Vázquez-Gulías. Ana B. Gómez, autora del libro que recopila los 100 años del Gran Hotel, recuerda que a principios de siglo se rodó allí Miss Ledya, "la que se supone es la primera película de ficción gallega". El elenco lo formaban Castelao, que aparecía interpretando a un pastor protestante, y miembros de la alta burguesía pontevedresa dirigidos por José Gil y Gil. La trama contaba las preocupaciones de una rica heredera norteamericana que desbarata las pretensiones anarquistas para asesinar a los reyes de Suavia. Un paralelismo con el suceso de Sarajevo que desencadenó la Primera Guerra Mundial.
El Club Bilderberg congregó en 1989 a Henry Kissinger y a Rockefeller
Sorprenden fotos de familia de la Condesa Thyssen, Almodóvar y Rajoy
Tras el estallido de la Guerra Civil dejó de ser un lugar soñado para convertirse en un improvisado hospital, pero volvería a abrir sus puertas a los veranos frescos al pie del mar. Tras una gran reforma en 1945, que por cierto le encantó a uno de sus asiduos, Ramón y Cajal, se ampliaron las habitaciones y se perdió la ornamentación original, pero no el magnetismo que siempre atrajo a aristócratas y a la alta burguesía. Avanzado el siglo continuó siendo el lugar de reunión de celebridades, como el Club Bilderberg, que congregó, en 1989, a Henry Kissinger, ex secretario de Estado de EE UU y Nobel de la Paz, al ex presidente de Fiat, Giovanni Angelli, al multimillonario David Rockefeller, a la reina Beatriz de Holanda y a una larga lista de mandatarios. Pocas anécdotas cuentan de los huéspedes: "La confidencialidad es uno de sus valores, los empleados no comentan su relación con ellos", explica Gómez. Uno de esos escasos episodios habla de la devoción del Rey Juan Carlos por la empanada de berberechos de una hábil cocinera cuando él estudiaba en la Escuela Naval de Marín.
Futbolistas, directores de cine, empresarios y políticos siguieron frecuentando La Toja y su Gran Hotel, del que hace cinco años se hizo cargo Hesperia. Fue a través de un contrato por 15 años con el Banco Pastor, su propietario, que cedió a la cadena la administración para adaptarla al mercado actual, más necesitado de ofertas y paquetes de fin de semana que de lujos difíciles de pagar. Pero la crisis ha hecho aflorar los problemas entre inquilinos y caseros hasta el punto de que Hesperia abandonará el próximo jueves la dirección. El detonante estuvo en los daños que sufrió el establecimiento a finales del mes de enero con motivo del temporal, que afectaron a los techos de varias habitaciones. Alegando que eran estructurales y, que por lo tanto su arreglo no les correspondía, Hesperia se enrocó y se negó a pagar las obras. Empezó una batalla de acusaciones cruzadas que finalizó hace unos días con un burofax comunicando la renuncia al contrato, lo que ha obligado al Pastor a asumir provisionalmente la gestión. Entre tanto, un tercio de las habitaciones y el complejo termal han sido clausurados temporalmente por seguridad. El presidente de la entidad, José María Arias, cree más bien que la causa última de la ruptura tiene que ver con que Hesperia había pedido una rebaja de la renta que abona. El conflicto también arrastró a la empresa Deloitte, encargada de controlar las cuentas del hotel, que "perdió la confianza" del Pastor después de que éste detectase errores que supusieron "un quebranto económico" para el grupo de cerca de un millón de euros.
Todos estos problemas mundanos tienen poco que ver con el nivel del que siempre ha presumido La Toja. Fotos de familia de las instalaciones sorprenden juntos a, por ejemplo, la Condesa Thyssen, Mariano Rajoy, Lucía Bosé y Pedro Almodóvar. Folclóricas, toreros, cantantes y actores se despertaron en su Suite Real, una exhibición de lujo en la que se puede disfrutar de un baño en el jacuzzi mientas se contempla la vista al mar desde la última planta. El director Pedro Masó, autoproclamado amante del lugar, fue uno de sus mayores benefactores al mostrarlo en su serie Anillos de Oro. Ahora el grupo bancario se enfrenta al reto de volver a poner en valor el complejo. Quizá sin ayuda de la televisión, pero con la seguridad de que su encanto resiste al paso del tiempo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.