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Crónica:32ª jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

Las siete vidas del Espanyol

El equipo blanquiazul da una paliza al Sporting y aprieta la zona peligrosa

Jordi Quixano

Sopla fuerte y sin denuedo el Espanyol cuando la necesidad aprieta. Tras darse de bruces con la cruda realidad, la de que su objetivo era preservar la categoría y no aspirar a cotas europeas, el Espanyol ha dejado de ser un equipo chico, acomplejado y de personalidad ausente. Lo sufrió el Sporting, que se las prometía muy felices hace unos pocos meses pero que se ha anclado en zona de descenso tras no encontrar anoche respuesta alguna al primitivo pero eficaz fútbol directo del Espanyol.

La propuesta del Sporting era bien diáfana. Se presiona en campo propio, con la defensa adelantada y las líneas apretujadas. Un duelo en apenas 25 metros, sin espacios y sin tiempo para pensar. Justo lo que reclama Iván de la Peña para cobrar protagonismo y decidir los partidos. Pero al ejercer la presión en su propia casa, al Sporting le restaron muchos metros por cubrir para cercar el marco opuesto. Una distancia insalvable porque el Espanyol, antes que nada, se abriga de maravilla. Y en El Molinón, encima, solventó su martirio, su deficiencia principal. Marcó goles.

SPORTING 0 - ESPANYOL 3

Sporting: Lafuente; Sastre (Cámara, m. 46), Gerard, Neru, Canella; Lora, Camacho; Morán (Barral, m. 46), Carmelo (Pedro, m. 75), Diego Castro; y Bilic. No utilizados: Sergio Sánchez; Jorge, Iván y Mateo.

Espanyol: Kameni; Sergio Sánchez, Jarque, Pareja (Torrejón, m. 83), David García; Luis García, Moisés, De la Peña (Román, m. 51), Nené; Iván Alonso y Tamudo (Callejón, m. 65). No utilizados: Cristian Álvarez; Chica, Rufete, y Coro.

Goles: 0-1. M. 25. Nené. 0-2. M. 73. Román. 0-3. M. 75. Callejón.

Árbitro: Ayza Gámez. Mostró la cartulina amarilla a Cámara, Camacho. Roja directa a Barral (M. 75).

El Molinón. Unos 20.000 espectadores.

Sin florituras, el Espanyol se decidió por la vía del pelotazo con Iván Alonso como receptor. Hasta que se cambiaron los protagonistas, que no la táctica. El primer patadón fue de Lo Pelat al movimiento de Luis García, que la bajó al suelo y la cedió atrás hacia Moisés Hurtado. Éste, levantó la cabeza y soltó otro zapatazo hacia el lado opuesto, donde apareció Nené y se inventó un gol tan plástico como impensado. Una volea con el empeine al palo opuesto, al único hueco que existía. Román y Callejón, dos sustitutos, remataron la faena en dos contragolpes.

A pesar de Tamudo, que no marca ni a la de tres, y de Kameni, que se enreda en regates inútiles, el Espanyol apaleó al Sporting y azuzó sus sueños de la salvación, a un punto. Más cerca que nunca.

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