Alberto Dou, la huella de una mente maravillosa y abierta
El ilustre matemático e ingeniero Alberto Dou i Mas de Xexas falleció el 18 de abril, a los 93 años, en Sant Cugat (Barcelona), adonde se trasladó tras su jubilación como catedrático de la Universidad Complutense de Madrid, en 1985, cuando pasó a ser profesor emérito de la Autónoma de Barcelona durante unos años más.
La reinstalación en su querida Cataluña (nació en Olot) y su menguante salud le llevaron a presentar su renuncia, en 2004, como académico numerario de la Real Academia de Ciencias, hecho muy excepcional en la larga historia de esta academia, en la que había ingresado en 1963.
Dou fue el punto de referencia de una gran escuela de alumnos (como Miguel de Guzmán y muchos otros), a quienes facilitó la colaboración con las escuelas matemáticas más activas del momento, que él visitaba asiduamente. Logró así una inflexión en los hábitos que caracterizaban la matemática española de su época, pese a los meritorios intentos de especialistas anteriores de la talla de Rey Pastor o Terradas.
Una buena parte de la reconocida calidad que hoy tiene la matemática española guarda sus huellas. Ocupó la presidencia de la Real Sociedad Matemática Española de 1960 a 1963 en sustitución, como en la Real Academia, de Rey Pastor. Su recuerdo se mantiene vivo, y así, hace tan sólo un mes esa sociedad le otorgó el título de socio de honor.
Tras una excepcional carrera inicial como ingeniero de caminos, canales y puertos (1943), ingresó en la Compañía de Jesús y obtuvo la licenciatura pontificia en Filosofía en 1949, años más tarde la de Teología, y fue ordenado sacerdote en 1954. La licenciatura de Matemáticas la culminó en 1950, en Barcelona, y defendió su tesis doctoral en 1952 en la Universidad Central de Madrid (la única capacitada para tales menesteres en esa época), tras una estancia en la Universidad de Hamburgo. Obtuvo la Cátedra de Ecuaciones Diferenciales de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Madrid en 1955, y mantuvo una fructífera actividad investigadora con estancias periódicas en centros de la matemática de Estados Unidos, Francia, Alemania, Italia y Reino Unido.
Sus numerosas publicaciones se producían simultáneamente en ecuaciones en derivadas parciales, elasticidad, lógica matemática, filosofía de la ciencia y teología. Todos sus alumnos de licenciatura y doctorado recordarán la pasión y entusiasmo que se apreciaban en sus pedagógicas clases.
Recibió numerosos reconocimientos, entre ellos la Gran Cruz de la Orden de Alfonso X el Sabio, la medalla de oro del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, y los doctorados honoris causa por las universidades Pontificia de Comillas y de Málaga.
La ciencia y la cultura española sufren la pérdida de una mente privilegiada y maravillosamente abierta que, impregnando una huella ubicua en numerosos campos, perdurará en la memoria de todos los que gozaron su magisterio, su colaboración y su amistad.
Jesús Ildefonso Díaz es miembro de la Real Academia de Ciencias y catedrático de Matemáticas de la Complutense.
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