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Reportaje:El PP vuelve a la Xunta

El casting de Feijóo

Hasta el sábado por la tarde, el presidente no reveló a su equipo los nombres de los diez elegidos para el Gobierno

El gabinete de comunicación del PP no entregó ayer los retratos de los 10 elegidos. No disponía de ellos. La principal responsable de prensa, la persona que pasa más horas cerca del nuevo presidente, conoció el Gobierno el sábado por la tarde cuando se cerraron los últimos flecos, horas antes de presentarlo a la prensa. Hasta ese momento, las diez caras de la nueva Xunta sólo estaban en la cabeza de Alberto Núñez Feijóo. Cada conselleiro se enteró de que lo sería, sin conocer a sus compañeros de gabinete. Entretanto, el círculo de la máxima confianza "del jefe" mantenía también sus quinielas y el que más lejos llegó sólo había averiguado el destino de cuatro o cinco carteras. Y nunca por boca del presidente, que ha hecho del hermetismo uno de los rasgos más acusados de su forma de actuar.

Dos docenas de personas pasaron por su despacho, curriculum en mano
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El pasado miércoles, día del primer nombramiento, la secretaria personal de Alfonso Rueda en la sede del PP supo que su jefe se marchaba a la Xunta para ocupar Presidencia al mismo tiempo que los periódicos. Se enteró cuando le pasaron la nota de prensa que se iba a distribuir a los medios de comunicación. El propio Rueda había despachado en la víspera cualquier pregunta sobre su presencia en el nuevo Ejecutivo. "Eso es algo que tengo que hablar con Alberto", respondía en privado. "Mi futuro depende del presidente, estoy al servicio del partido", proclamaba ante los micrófonos. De hecho, todavía es una incógnita si compatibilizará las tareas de Gobierno con la secretaría general o si será relevado como número dos del PP en el congreso de abril.

Otro de los señalados por Feijóo, al encomendarle la gestión del traspaso de poderes con el bipartito, Pedro Puy, con mucha mano en el organigrama final de la Xunta, ya confirmó a mitad de semana que su futuro estaba fuera del Gobierno. Él mismo se había descartado tras una conversación con Feijóo, al que hizo ver su nulo interés en el cargo. Hasta el viernes, la única filtración que el PP no pudo controlar fue el nombre del elegido para la Consellería de Industria, el empresario textil de Vigo Javier Guerra.

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La toma de posesión en dos actos del sábado -primero en el Parlamento y luego en la Plaza del Obradoiro- fue un hervidero de rumores con muchos de los aspirantes en los corrillos. Nadie sabía nada. Como mucho, alguno de los favoritos habló de lo suyo, casi siempre para descartarse. Caso de la viceconsejera de Esperanza Aguirre, Belén Prado, con pasado en la Xunta de Fraga al frente de Asuntos Sociais, que se afanaba en desmentir su camino de vuelta a San Caetano. "Estoy bien en Madrid y en los tiempos que corren ya es una suerte tener trabajo, no hay nada de eso", esquivó a los periodistas.

La conselleira de Traballo y Benestar que hoy jurará el cargo, Beatriz Mato, confesaba también a los íntimos que desconocía su destino. Como el resto de aspirantes a una cartera, días atrás, Mato y dos docenas de personas más, casi todas de perfil técnico, habían pasado por el despacho de Feijóo. Con su currículum sobre la mesa, a todas las sondeó para algún cargo. "Ya te llamaré", despidió cada reunión el ahora jefe del Ejecutivo. Algunos de los meritorios permanecieron hasta el último minuto pegados al móvil. Feijóo nunca los llamó. Son el otro Gobierno. Y si atienden a la discreción del presidente, nunca lo conoceremos.

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