Asia bien vale una fábrica
Acerinox se lanza, en plena crisis, a la construcción de su cuarta planta en el mundo, confiada en que la demanda de acero inoxidable repuntará en dos años
Puede que parezca temerario construir una nueva y gigantesca planta integral de acero inoxidable en Asia. Justo ahora, cuando incluso ahí ya dicen adiós a los crecimientos del 6% o 9% y en el resto del mundo la frase de orden es "reducir producción". No así para Acerinox, líder mundial del acero inoxidable, que ha decidido avanzar en su plan de implantarse industrialmente en Asia Pacífico y completar su mapa de presencias globales, un mapa que incluye ya tres plantas: Gibraltar, Estados Unidos y Suráfrica.
Quizá la primera razón para seguir con el proyecto haya sido el que los planes de la empresa para instalarse en Asia venían de hace por lo menos cuatro años. Pero lo más importante es que en Acerinox están convencidos de que, incluso con crisis, la región seguirá creciendo. "En los últimos años, Asia, especialmente China, ha tenido crecimientos del 25% y 30% en el consumo de acero inoxidable", expone Rafael Naranjo, presidente de la empresa. "Ahora mismo crece por encima del 10%. La verdad, no pensamos que ese mercado vaya a sufrir un parón". A lo que habría que añadir que la planta tampoco va a empezar a funcionar ahora mismo. El periodo de construcción de la primera fase será de unos dos años. "Esperamos que la situación en ese momento haya mejorado", añade Naranjo.
La producción mundial de acero inoxidable cayó un 6,9% en 2008
El grupo ha puesto en marcha un ERE temporal en el Campo de Gibraltar
Para Acerinox, producir en Asia es esencial. Aun cuando algunos de sus competidores suministren a sus clientes de todo el mundo desde una o dos plantas, uno de los puntales del fuerte crecimiento de Acerinox, a partir de los años noventa, ha sido su estrategia de situar plantas en los principales mercados. "El haber construido plantas nuevas en los principales mercados, bien comunicadas, con todo el ciclo de producción integrado, con distribuciones en planta diseñadas por nosotros", explica el presidente, "nos ha hecho muy competitivos". Esto, unido a su fuerte presencia comercial en todo el mundo, le ha convertido en líder de los aceros inoxidables, por delante de gigantes como Thyssen Krupp, Outukumpo e incluso Arcelor Mittal.
Igual que su planta de EE UU marcó un antes y un después, la empresa espera que la nueva planta de Malaisia dispare sus ingresos en Asia, donde vende entre el 14% y el 17% de su producción, frente al 44% de Europa y el 36% de América.
Acerinox se tomó la ubicación de la planta con sumo cuidado. Durante años estudió localizaciones y optó por instalarse en una zona central, a medio camino entre el emergente mercado de India y el más consolidado de China. También cerca de otros muy importantes, como la propia Malaisia, Singapur, Indonesia o el resto de Indochina.
La planta (que se levantará sobre 140 hectáreas de terreno) no va a estar en ningún rincón perdido de Malaisia, sino en Johor Bahru, al lado de Singapur, en un nuevo puerto y polígono industrial puesto en marcha por el Gobierno de Kuala Lumpur. "Un factor básico para la competitividad de la planta", aclara Naranjo, "es su situación cerca de Singapur y al lado del que va a ser el mayor puerto del mundo". Pese a que no recibió ayudas directas del Gobierno, "Acerinox sí disfrutó de todo su apoyo para localizar terrenos y asegurarse la infraestructura necesaria", añade.
A pesar de lo ambicioso del proyecto -que prevé una inversión total de 1.500 millones de dólares-, todo indica que se trata de un riesgo controlado. Acerinox se reserva el 67% del capital. El 33% restante se reparte entre las japonesas Nisshin Steel y Metal One, accionistas de la empresa española. Además, aun cuando el proyecto final es instalar una planta integral con capacidad para 1,1 millones de toneladas, éste se implementará por fases, a lo largo de varios años. En la primera, cuya inauguración se prevé para 2011 y que costará 320 millones de dólares, el objetivo es tener operativo un taller de laminación en frío. "Una vez que esté en marcha esta primera fase", señala el presidente de Acerinox, "se decidirá la siguiente, lo que dependerá de las condiciones del mercado". Es el esquema habitual de la compañía. "Tardamos doce años en completar la planta de Gibraltar, iniciada en 1970, igual que la de Kentucky (EE UU), que se inició en 1990", agrega Naranjo.
De momento, y pese a la apuesta asiática, el mal estado del mercado mundial ha obligado a Acerinox a ajustar la producción en sus tres plantas. La producción mundial de acero inoxidable, que empezó a decaer en el 2007 (un 2,9%), se recortó claramente el año pasado, en que cayó de 27,8 a 25,9 millones de toneladas, un 6,9% menos. Consecuencia de una menor actividad en sectores como el automóvil o los bienes de consumo duradero como los electrodomésticos. Esta situación se prolongará a lo largo de 2009, un ejercicio que en Acerinox tachan ya, por adelantado, de difícil. En el Campo de Gibraltar, la empresa ha logrado que le aprobaran un ERE temporal para toda la plantilla, una reducción del 50% en el tiempo de trabajo entre el 1 de marzo y el 31 de diciembre. Medidas similares -sin necesidad de autorizaciones administrativas- fueron adoptadas en las plantas de Kentucky y Columbus (Suráfrica).
El vaivén de las materias primas
La caída del consumo mundial de acero inoxidable le pasó factura a Acerinox en 2008, que registró una fortísima bajada de ventas, desde 6.901 millones de euros a 5.051, un 26,8%. Más daño aún le produjo a la empresa la inevitable caída de los precios de las materias primas, especialmente del cromo y el níquel. Esos dos minerales suponen alrededor del 75% de los costes de producción de los aceros especiales que produce Acerinox, lo que obliga a grandes inversiones en existencias y hace que cualquier movimiento en los precios de esas materias primas tenga una repercusión inmediata y traumática sobre los beneficios, vía apreciación o depreciación de activos circulantes. Y la sufrió, sin duda, pues el níquel, a casi 35.000 dólares la tonelada en marzo, bajaba a 10.000 en diciembre.
"A resultas de esa bajada de precios", explica el presidente de la empresa, "hemos tenido que hacer provisiones por valor de 128 millones de euros para ajustar el coste de las existencias a los de mercado, lo que nos llevó a un resultado negativo de 10,2 millones (frente a los 312 millones de beneficios del año anterior)". Muchas o pocas, fueron las primeras pérdidas de la compañía desde hace 37 años, todo un símbolo de la virulencia con que la crisis ha azotado a este sector. Aun así, y quizá por ese carácter coyuntural de las oscilaciones de las materias primas, la sensación de que éstas puedan haber alcanzado su suelo y una cierta percepción de que nos encaminamos hacia el final del túnel, lo cierto es que el título de Acerinox se ha portado bastante bien en las últimas semanas. El 5 de marzo cotizaba a 8,10 euros. El 9 de abril, a 10,87, un 34,2% más en un mes, 25 sesiones para ser exactos. -
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