A la espera de la prueba de estrés

La situación de la banca estadounidense estará más clara para el mercado y para las autoridades cuando el próximo 4 de mayo el Tesoro publique el resultado de las pruebas de estrés a las que está sometiendo a las 19 mayores entidades del país, para determinar si están en condiciones para capear la crisis sin el sustento público o si necesitarán por el contrario una ayuda extra. Es un momento que se aguarda con expectación. Aunque la Reserva Federal y la Casa Blanca observan ya los primeros signos positivos en la economía, los banqueros advierten de que no se ha salido todavía del túnel. Hasta que no se estabilice el precio de la vivienda y el paro alcance su pico (que podría acercarse al 10%), dicen, sus balances estarán bajo una fuerte presión. Y para absorber futuras pérdidas, los grandes grupos financieros de EE UU utilizan los últimos resultados para amasar dinero para el futuro.

Pero para convencer a los inversores y para que el repunte en Wall Street sea sostenido, deben demostrar que pueden aguantar y subir estas ganancias en los próximos meses.

Aunque los resultados bancarios parecen mejores, el accionista de ellos sigue sufriendo. Es el caso de Citigroup debido a que la conversión de títulos se tradujo en unas pérdidas de 966 millones. El banco, como el resto de sus rivales, sigue limpiando sus balances de activos tóxicos vinculados a deuda de mala calidad, y ese proceso llevará tiempo. Lo que temen los analistas a partir de todo esto es que la banca esté tratando en exceso de probar que todo va mejor que bien.