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Reportaje:FIN DE SEMANA

Fútbol y gloria en Vila-real

La ciudad del equipo castellonense, una de las sedes de 'La luz de las imágenes'

Tan temido por otros equipos de primera división como lo es su guarida, el campo de El Madrigal, la ciudad que da nombre al famoso club de fútbol es hasta septiembre una de las sedes de la exposición sacra La luz de las imágenes. Titulada Espais de Llum (espacios de luz), la VII edición de esta muestra, que es el equivalente levantino de Las edades del hombre castellanas, se reparte en esta ocasión por tres sedes, Burriana y Castellón, además de la citada Vila-real: tres hitos, tres momentos jerárquicos de un devenir tan pródigo en ruido como avaro en nueces.

Burriana

El argumento, por así decir, de la muestra se inicia en Burriana, porque es allí donde todo empezó. Apenas han quedado rastros de época romana o visigoda en la comarca, sólo los musulmanes llegaron a establecer esta plaza amurallada, medina Alhadra, "la ciudad verde". Cuando Jaime I se lanzó a la conquista del reino moro de Valencia, no avanzó desde el norte, sino que dio un rodeo por la sierra y entró en el llano a la altura de Burriana; ésta fue sometida en julio de 1233. Era la primera gran victoria de los cristianos en el reino árabe, y el monarca mandó levantar una iglesia espléndida, San Salvador. Burriana fue entonces la ciudad más importante de la Plana, hasta tuvo universidad, y cuando se fundó Castellón (1251) esta última creció en lo que era conocido como Palmar de Burriana (actual desierto de las Palmas).

Más de un año se ha gastado en restaurar y lustrar la iglesia del Salvador. Se ha liberado el ábside gótico (que estaba atrofiado por la casa abacial) y se han limpiado los frescos que Josep Vergara pintó en la capilla del Sagrario, añadida en el siglo XVIII. La nave gótica acoge las piezas más antiguas de la muestra: algunos vestigios romanos o visigodos, pero sobre todo retablos góticos muy bien restaurados.

Ya no es Burriana la primera, pero sí la tercera ciudad de la provincia. Tiene título de ciudad desde hace un siglo, aunque sólo cuente con 37.000 habitantes. Fue un reconocimiento al auge que entonces alcanzó la exportación de naranjas. Las fletaban desde el propio grao o puerto (a tres kilómetros) hacia varios países europeos -de ahí el eslogan, o broma si se quiere, de los años cincuenta y sesenta: "Burriana, París y Londres". No deben sorprender, pues, las ínfulas de algunos edificios, como la Caja Rural o el Mercado racionalista (1930), ni tampoco que se encuentre aquí el único museo dedicado a la naranja en toda la Comunidad Valenciana.

Vila-real

A una legua escasa de Burriana y casi cuarenta años después de su conquista, el rey Jaime propició la fundación de un núcleo nuevo, que se llamó, consecuentemente, Villa Real. Población que en adelante trató como pudo de hacerse notar. Sobre todo en el plano eclesiástico, ya que varias ciudades aspiraban a hacerse con la sede episcopal, levantando para ello templos catedralicios. Como la iglesia arciprestal de Sant Jaume (San Jaime o Santiago), construida en el siglo XVIII. Con la restauración de La luz de las imágenes su interior brilla ahora como un palacio. Sólo con verlo se amortiza el viaje. Además, en esta sede se exponen las piezas más seductoras, como las tablas y retablos renacentistas de Paolo de San Leocadio o los de Vicente Maçip.

Fuera de ese templo, muy poco ha conservado Vila-real de su pasado. Con motivo de la exposición se han recuperado algunos porches medievales en su plaza mayor. Tiene un pequeño museo donde se recuerda al paisano y guitarrista Francesc Tárrega (autor de los Recuerdos de la Alhambra) y una basílica aparatosa levantada en los años cuarenta, dedicada al patrón local, San Pascual Bailón.

También Vila-real se enriqueció en el pasado merced al tráfico de naranjas, pero su gran oportunidad llegó recientemente gracias a la cerámica. No es que hubiera allí esa tradición (como la había en la cercana Alcora, que albergó la célebre manufactura de Carlos III); en Vila-real la cosa empezó en los años sesenta, con material de construcción, sobre todo azulejos. De hecho, aquí nació el grupo Porcelanosa, que da empleo a unos 5.000 operarios (el 10% del censo vecinal). Tal vez esa pujanza sea responsable en parte de que Vila-real cuente con un equipo de fútbol que juega en los primeros puestos de la Liga, y el único español, junto al Barça, destacado en la Champions este año. Le llaman El Submarino (por su color amarillo y la canción de los Beatles).

Castellón

También Castellón fue fundación real y tardía, que en los mapas figuraba como Castelló de Borriana. Pero al cabo de los siglos se haría con la capitalidad de la provincia (1833) y la sede episcopal (1960, compartida con Segorbe). La concatedral de Santa María era un edificio hermoso, pero ardió en la Guerra Civil, sólo se salvaron tres portadas góticas. El templo que reemplazó al destruido se ha concluido ahora gracias a la exposición. Es un ámbito pulcro y frío, que tiene algo de nórdico, por no decir de luterano. En él se exponen las piezas modernas de la muestra, que tal vez sean las menos vibrantes -excepción hecha de algunas esculturas neoclásicas de Ignasi Vergara o Josep Esteve Bonet-.

Dar acogida allí al patrimonio moderno no es, por supuesto, casual. Se trata de un guiño a un atributo de Castellón. Una ciudad arquitectónicamente martirizada, sofocada en una malla reciente de construcciones arbitrarias y anodinas donde apenas sobrenadan algunos edificios nobles, como el Teatro Principal (1884), el Casino (1926) o el Instituto Ribalta (1917). En los últimos años, Castellón se aferra al arte de vanguardia con proyectos como el Espai d'Art Contemporani (1999), el Auditori i Palau de Congresos, del arquitecto Carlos Ferrater, o el Museu de Belles Arts, firmado por los premiados Tuñón y Mansilla y que se ha convertido en icono o rostro de lujo para una ciudad antigua cuyos rasgos, sin embargo, borró el vendaval, o la codicia, de los días.

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La Inmaculada de Josep Esteve Bonet, y, al fondo, la Virgen del Rosario de Josep Camarón, en la concatedral de Castellón, dentro de la muestra <i>La luz de las imágenes.</i>
La Inmaculada de Josep Esteve Bonet, y, al fondo, la Virgen del Rosario de Josep Camarón, en la concatedral de Castellón, dentro de la muestra La luz de las imágenes.CARLOS PASCUAL

Guía

La exposición

» La muestra Espais de Llum, séptima edición de La luz de las imágenes, estará abierta hasta septiembre en tres sedes: Burriana (iglesia del Salvador, plaza Mayor), Vila-real (arciprestal de Sant Jaume, calle de San Roque, 3) y Castellón (concatedral, plaza Mayor). De martes a domingo, de 10.00 a 14.00 y de 16.00 a 20.00; lunes, cerrado, excepto festivos. Precio: 3 euros (carnet joven, jubilados o grupos: 2,10 euros). Información: 902 330 370 y www.

laluzdelasimagenes.com.

Dormir

» Hotel Vila-real Palace (964 50 66 00). Arcadi García Sanz, 1. Vila-real. La habitación doble, 89 euros.

» NH Mindoro (964 22 23 00; www.nh-hotels.es).

Moyano, 4, Castellón. Doble, a partir de 61 euros más IVA.

» Hotel AC Castellón (964 72 38 25; www.ac-hotels.com).

Carcagente, 3. Castellón. La doble, desde 60 euros.

Información

» Oficina de Turismo de Burriana (964 57 07 53; www.burriana.infoville.es) y de Vila-real (964 50 02 19; www.vila-realturistic.es).

» Oficina de Turismo de Castellón (964 35 86 88).

» www.comunitatvalenciana.com.

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