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Reportaje:Gran Premio de Qatar

Demoledor Stoner

El australiano vuela otra vez con su indomable Ducati y no da opciones a Rossi y Lorenzo, segundo y tercero

Oriol Puigdemont

Con un día de retraso respecto a lo previsto, Casey Stoner confirmó lo que la mayoría de los aficionados ya imaginaban. El australiano vuelve a volar subido a su querida Ducati, una flecha pintada de rojo que sólo él consigue dominar hasta exigirle el máximo, sin miedo a que le sacuda al aire al salir de cualquier curva como el sábado le ocurrió a Nicky Hayden, su nuevo compañero de equipo. El año pasado, el paddock entero se echó encima de Marco Melandri, entonces vecino de taller de Stoner, al considerar que el italiano cortaba gas atemorizado por la rabia de la moto. El caso de Hayden confirma que no es cuestión del piloto, sino más bien de la máquina.

Ya no es que nadie consiga ir al ritmo de Stoner con la Desmosedici GP9, si no que ningún piloto se siente seguro subido a ella. Es una bestia que sólo responde a las coces del motociclista aussie, un joven de 22 años que en 2007 ofreció a Ducati su primera corona mundial y que, de seguir a este ritmo demoledor, tiene muchos números para repetir. Para tratar de impedirlo está Valentino Rossi, que la temporada pasada se batió con él en todos los registros y acabó por derrotarle. Según las referencias que ha dejado el invierno, el italiano parece ser el único capaz de plantarle cara de nuevo. Pero, como ya ocurrió los dos últimos años, Stoner volvió a ganar la primera carrera del año, en Qatar, exhibiendo la misma superioridad que entonces. Rossi terminó segundo y Jorge Lorenzo fue tercero, aunque los dos primeros parecen estar en una esfera superior al resto.

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En Honda no están para fiestas. La moto no va como debería y, mientras Dani Pedrosa (terminó undécimo) aún cojea de la pierna izquierda, Andrea Dovizioso (quinto) acaba de aterrizar en el equipo y aún está a la espera de entender qué papel debe jugar. Con este panorama, el primer tercio del Mundial de MotoGP parece deparar un duelo entre los dos últimos campeones. En el caso del Gran Premio de Qatar, la gresca no duró ni una vuelta. Esa circunstancia confirma que la introducción del suministrador único de neumáticos no ha cambiado la tendencia que venía siguiendo el campeonato. Apenas se ven adelantamientos.

Tras el apagón de los semáforos, cuando la carrera hubo recuperado el pulso, los pilotos se recolocaron y los neumáticos se calentaron, las posiciones se establecieron y las distancias se mantuvieron. Stoner arrancó a su ritmo, como un torpedo, mientras Il Dottore necesitó tres vueltas para quitarse del medio a Capirossi y colocarse segundo. El motociclista de Ducati mantuvo su ritmo constante mientras que el italiano se vio obligado a rebajarlo en medio segundo a partir de media carrera. Allí terminó todo.

En la pista, el estilo de ambos es completamente distinto. Stoner basa toda su velocidad en el puño derecho, en darle al mango sin que importe nada más con tal de que el tren trasero de su moto cree una energía endiablada cuando el neumático entra en contacto con el asfalto. Es una apuesta más mecánica que la de Rossi, ya que su aparato no acelera de forma tan salvaje. La Ducati brinca en manos de Stoner. La Yamaha se desliza en las de Rossi.

Había algunas dudas acerca de su estado físico. Desde que en Navidades pasó por el quirófano, donde fue operado del escafoides del brazo izquierdo, Stoner no volvió a realizar una tanda de vueltas largas. En ninguna de las sesiones de ensayos de la pretemporada dio más de seis vueltas. Salía del box, giraba tres o cuatro, se colocaba al frente de la tabla de tiempos y volvía a esconderse en la caseta. Probablemente fuera una estrategia para despistar al personal, para generar dudas acerca de su estado real. Tras la intensidad que demostró durante todo el fin de semana (consiguió la victoria, la pole y la vuelta rápida), cualquier duda debería haber quedado resuelta.

Casey Stoner, durante la carrera de ayer en Qatar.
Casey Stoner, durante la carrera de ayer en Qatar.AFP

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