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Reportaje:

Bailando con Bollywood

Un musical sobre el mundo del cine en India cautiva al público de Barcelona antes de su presentación en Madrid

Masala es un término indio que literalmente significa mezcla de especias. Su uso en cocina dota a los platos de un sabor y aroma muy característicos. Y aplicado al cine convierte los filmes en el mayor espectáculo surrealista y kitsch del mundo: las películas de Bollywood, conocidas también como masala filmes. Su principal característica son sus escenas delirantes de canto y baile, que han conseguido convertir los masala filmes en un fenómeno mundial que hace cantar y cimbrearse a medio planeta.

Con una gran sonrisa dibujada en el rostro y toda la platea bailando brazos en alto al ritmo pegadizo de It's the Time to Disco, auténtico bombazo musical de Kal Ho Naa Ho (Quizá no haya un mañana, 2003), uno de los grandes taquillazos de Bollywood, el público abandona cada noche el teatro Tívoli de Barcelona, donde se presenta Bollywood-The show, el musical que desde 2005 recorre el mundo explicando la historia de la industria cinematográfica de India con los mismos ingredientes de los masala filmes: canciones y baile a granel. El espectáculo se mantendrá en cartel en Barcelona hasta el 25 de abril.

Después de cuatro años recorriendo los escenarios Asia, Oceanía y Europa, no hay asomo de rutina en la treintena de actores y bailarines que asombran al público con su frenético baile y contorsiones. Shruti Merchant, la asistente de coreografía, no da respiro. La más mínima evidencia de rutina cuesta a los bailarines una dura arenga tras el escenario minutos antes de que suba el telón.

Entre bambalinas las idas y venidas de los actores-bailarines son continuas. Ordenan y reordenan una y mil veces las decenas de vestidos que lucirán durante los 100 minutos de espectáculo para tenerlos al alcance de la mano en los frenéticos cambios de vestuario. Carol Furtado, la protagonista, una india de Goa, apura los últimos minutos para retocar su maquillaje en un camerino cuya temperatura supera los 30 grados. "Así me recuerda a India", dice con un punto de nostalgia de su país, que desde 2006 visita sólo cuando la gira mundial del espectáculo hace el parón anual.

Deepak Rawat, el protagonista masculino, todo fibra, músculo y tatuaje, finaliza su diaria meditación mientras el resto de los intérpretes forma un coro para entonar, manos juntas y ojos cerrados, una plegaria antes de salir al escenario. Luego se jalean a ellos mismos antes de salir disparados a escena.

La diosa Shiva espera que la honren con la danza de los dioses, que Ayesha, el personaje que interpreta Furtado, debe ejecutar en el templo siguiendo la tradición familiar, aunque ella prefiere ir a Bollywood a triunfar como coreógrafa, pese a la oposición de su abuelo. Pero el triunfo no lo es todo y Ayesha, tras conseguir el reconocimiento cinematográfico, regresa al Rajastán para bailar a Shiva, poder ver a su abuelo antes de que muera y reencontrarse con el amor de su infancia. Y todo al ritmo trepidante de Bollywood.

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