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Relevo en el Gobierno andaluz

La súbita sucesión de Manuel Chaves

La marcha del ex presidente y la elección de Griñán se decidieron en seis días

Lourdes Lucio

"Aquí todo el mundo lo veía venir, pero información no tenía nadie". Esta frase de una persona del entorno de Manuel Chaves resume a la perfección el hermetismo con el que ha ocurrido la mayor operación política que ha habido en Andalucía en los últimos 19 años, el relevo de quien ha sido durante ese tiempo presidente de la Junta de Andalucía. En esta historia ha habido muy pocos actores protagonistas, lo que a la postre ha sido fundamental para que el relevo de Chaves no se frustrara. Otra vez. Y se ha hecho sin que, por ahora, se mueva ni un pelo en el complicado PSOE andaluz, lo que dice mucho de la enorme eficacia y profesionalidad de la cúpula dirigente. Dicho esto, es muy difícil que un movimiento telúrico de estas dimensiones deje todo calmo y con la gente del PSOE -más de 65.000 militantes, 837 agrupaciones repartidas por 771 municipios y decenas de cargos públicos- con las manos metidas en los bolsillos y silbando al aire. Sustituir a un presidente con tantísimo crédito como Chaves no es como pasar la hoja de un libro. "Ya nada será como antes", pronostican.

"Aquí todo el mundo lo veía venir, pero nadie tenía información"
Los primeros en enterarse fueron Pizarro, Zarrías y Griñán
"Si no aceptas la oferta de Zapatero es que no eres Manolo Chaves"
Pizarro venía trabajando desde hace tiempo en la operación Griñán
"Zapatero no le dice a Chaves 'te tienes que ir', sino 'te tienes que venir"
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El ex presidente tenía claro "desde hace mucho tiempo" su sustituto

Manuel Chaves (Ceuta, 1945) venía pensando en su relevo desde hace mucho tiempo. Por dos veces intentó dejar la secretaría general del PSOE andaluz, que ha conservado ahora, pero en las dos ocasiones se cercenó por la falta de acuerdo interno y el temor a que ese movimiento de pieza provocara un monumental choque de intereses en las agrupaciones provinciales. Cuentan que a Chaves le daba pudor estar tanto tiempo de presidente y desde el mismo día de ganar sus sextas elecciones autonómicas tenía decidido no volver a repetir. El problema era el cómo. Y el cuándo. Y el quién.

Los escenarios que barajaban eran dos: un cambio a mitad de la legislatura, bien por su incorporación al Gobierno central o por su marcha a una embajada, o terminar el mandato pero con un candidato bien definido. Lo que muy pocos sabían es que iba a ser tan pronto, a un año de ganar por mayoría absoluta las elecciones. La sorpresa ha sido tremenda. Creían que Zapatero haría la crisis de gobierno después de los comicios europeos de junio, no ahora, y eso es lo que ha precipitado todo.

El nuevo vicepresidente de Política Territorial ha reconocido que desde hace tiempo venía hablando del "problema de su sucesión" con el presidente del Gobierno y líder del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero. Pero no es hasta el 11 de marzo cuando en una reunión en la Moncloa le comunica que quiere contar con él para reforzar su gabinete por su prestigio, dadas sus buenas relaciones con los presidentes autonómicos y su peso político. En esa cita no le concreta su misión, que se definirá posteriormente en múltiples conversaciones telefónicas con Zapatero y el equipo de éste. Chaves no responde a la oferta y pide unos días de reflexión.

Consultó primero a su esposa, Antonia Iborra, y a sus hijos, Iván y Paula, quienes se muestran renuentes. (Chaves se marchará a Madrid sin su familia). Y luego se lo comunica a tres personas: al vicesecretario general del PSOE andaluz, Luis Pizarro, al vicepresidente primero, Gaspar Zarrías, y al vicepresidente segundo, José Antonio Griñán. "Si no aceptas es que no eres Manolo Chaves", le comenta uno de ellos. Y así es porque cuando Chaves acepta su nueva misión, le dice a Zapatero: "Si tú me necesitas, yo voy", una frase que en cierto sentido es una variación de la que ha repetido cuando se le ha preguntado por su candidatura: "Si mi partido quiere, yo quiero".

Desde finales de 2008 y sin tener un calendario claro en la cabeza, Pizarro viene trabajando internamente en buscar un sustituto de consenso, para cuando se produzca el cambio, y su única hipótesis para el relevo es la de Griñán. En ese borrador de guión sin fecha, trabajan otras personas como los consejeros de Empleo, Antonio Fernández, y el de Agricultura, Martín Soler. Ambos, como ya ocurriera cuando Chaves pensó en dejar la secretaría general en el último congreso, han actuado de apóstoles de esta misión.

A partir del ofrecimiento, Chaves empieza a suspender actos de su agenda, como entrevistas periodísticas, reuniones internas, viajes. Un mes antes aplaza una reunión de la interparlamentaria andaluza, a la que pertenecen 123 cargos electos de cuatro cámaras legislativas, por la publicación en la revista El Siglo, el 15 de febrero, de un reportaje sobre su sucesión. No quiere todavía más presión.

En el último mes, a raíz de la publicación de las encuestas del 28-F que apuntaban un fuerte desgaste del PSOE, la cúpula dirigente de este partido se ha empleado muy a fondo en desmentir la verdad. Pizarro insistía en que el sucesor se estaba afiliando al partido, cuando en realidad Griñán lleva 30 años con carné y pertenece a la generación de la foto de la tortilla (imagen de la que hay escasas referencias en Google. En ella aparecen algunos de los renovadores del Congreso de Suresness que aupó a Felipe González al PSOE en 1974). Chaves incluso atribuyó a "intereses externos" las opiniones que dudaban de que su voluntad fuera la de repetir como cartel electoral. La cúpula decía que se trataba de un invento de los periodistas que andaban fantaseando con un debate que no existía. Y en esto hay parte de razón: debate (controversia) no ha habido. La decisión la han tomado muy pocos y el PSOE la ha aceptado sin rechistar.

Cuando se empieza a principios de marzo a hablar de la posible remodelación del Gobierno central, Griñán es uno de los nombres barajados para sustituir a Pedro Solbes al frente del Ministerio de Economía pero eso hubiera desbaratado la operación del relevo. Aunque el ex presidente andaluz dijo en la rueda de prensa de su despedida que había barajado "varios sustitutos", fuentes conocedoras del asunto, aseguran que "desde hace mucho tiempo" tenía claro que su sucesor tenía que ser Griñán, no sólo por su valía en un momento de crisis económica, sino porque garantizaba el consenso interno frente a otras apuestas como la de la secretaria federal de Política Autonómica, Mar Moreno, quien ha provocado un gran asombro en el PSOE por su ausencia en la toma de posesión de Chaves como vicepresidente.

Zapatero nunca ha impuesto a Chaves su sustituto. No discuten sobre Griñán porque los dos están plenamente de acuerdo. El relevo se va a decidir en Andalucía, les dijo José Blanco a los secretarios generales provinciales y a la ejecutiva regional en una reunión el 17 de enero celebrada en Córdoba. Ha habido una coincidencia de intereses, relatan varias fuentes. Zapatero no le dice te tienes que ir, sino te tienes que venir. En un 60% ha pesado más la decisión de reforzar el perfil político del Gobierno y en un 40% la de resolver la sucesión en Andalucía, añaden.

El 26 de marzo, después de la sesión de control, Chaves suspende la habitual reunión de coordinación con el partido, el Gobierno y el grupo parlamentario. Minutos antes ha tenido un arranque enrabietado contra el líder de la oposición, Javier Arenas, cuando éste le espeta en el Parlamento que Zapatero lo ha amortizado. No lo sé, creo que no. Al que le ha amortizado el pueblo andaluz es a usted, y en tres ocasiones, le replica. Ese día, Chaves almuerza con Pizarro y Zarrías y les comunica que acepta marcharse a Madrid. A partir de ahí se desencadena el proceso del sustituto, en el que también opinan Alfredo Pérez Rubalcaba y José Blanco. La operación a corazón abierto en el PSOE de Andalucía dura día, el hasta el 31 de marzo en el que Griñán, dice sí.

Griñán, de 62 años, se resiste a aceptar la presidencia de la Junta. Lleva un tiempo diciendo que se está yendo de la política, que esta era su última legislatura, que ¡quita, quita!, ¡anda, anda!, ¡por Dios, qué cosas dices!, sí qué estáis despistados. Y es cierto que Chaves, con el que comparte fines de semana, nunca le ha dicho lo que estaba barruntado.

Las resistencias se vencen pero pone dos condiciones: no quiere ser un presidente interino, sólo hasta el término de la legislatura en 2012, y esa incógnita la quiere despejada. Está claro que si se afianza será el candidato en esa fecha. También quiere manos libres para formar el nuevo gobierno.

Cuando Chaves interviene en la la aplazada reunión de la interparlamentaria en un hotel de Madrid, el 30 de marzo a las cinco de la tarde , Griñán, que ocupa un asiento de primera fila aún no sabe nada sobre su futuro inmediato. Los diputados y senadores, menos todavía. Mientras cogen el AVE de regreso, algunos se preguntan pero esta reunión, ¿para qué ha sido?, tras escuchar a Chaves reclamarles posición de combate para apoyar a Zapatero. El ex presidente andaluz y Pizarro sí lo saben, la decisión Griñán está tomada. Se la comunican los dos al final de esa tarde: Es lo mejor para el partido y Zapatero está de acuerdo. Zarrías no está en esa toma de decisión, Chaves no lo incorpora al secreto hasta el jueves 2 de abril. Su apuesta, además, no era Griñán, sino Mar Moreno, pero la opinión que pesa es la de Chaves.

El viernes 3 de abril, Chaves se pone a trabajar en su nuevo cometido y pide a Zarríasque ocupará la secretaría de Estado de Política Territorialy a todo su equipo en la Casa Rosa que se trasladen con él a Madrid. El rumor del cambio surge la tarde del sábado 4. Un día después se confirma, provocando un extraordinario enfado de Zapatero por la filtración periodística que le ha dejado medio chafada su gira internacional. Madrid echa la culpa a Andalucía y Andalucía, a Madrid. Todavía están buscando al soplón.

SCIAMMARELLA

Las diferentes etapas políticas de Chaves

- El estilo Moncloa. En 1990 Chaves gana sus primeras elecciones autonómicas por mayoría absoluta. La oposición lo tacha como el "candidato a palos". Ha venido, en contra de su opinión, a sustituir a José Rodríguez de la Borbolla. Chaves, que ficha a José Antonio Griñán como consejero de Sanidad, aplica un estilo de gobierno Moncloa, presidencialista y distante, en el que rehuye el debate parlamentario. Su gestión está atravesada por la celebración de la Expo 92. En esta legislatura estalla la crisis económica, el caso Ollero de corrupción en la Junta de Andalucía y la ruptura entre Felipe González y Guerra.

- La etapa de la pinza. En las elecciones de 1994, pierde la mayoría absoluta. PP e IU suman 61 diputados frente a los 45 de los socialistas. En el terreno interno se sucede la pelea a muerte entre guerristas y renovadores, algo que le provoca una desazón inmensa. Accede a la secretaría general del PSOE de Andalucía. En esta etapa, Chaves se curte políticamente y se rodea de gente que conoce bien la política andaluza. Pese a la opinión contraria de su partido, anticipa las elecciones: consigue dar la vuelta a las encuestas en 1996, pero el PP gana en España.

- Los gobiernos de Aznar. Con el PSOE en la oposición en Madrid (desde 1996 hasta 2004), Chaves se queda a sólo tres escaños de la mayoría absoluta. No quiere inestabilidad y forma el primer gobierno de coalición de Andalucía con los andalucistas. Chaves marca una agenda muy precisa a su partido: sobre la federación andaluza, el mayor granero de votos del PSOE, recae la responsabilidad de volver a recuperar el poder en Madrid. Desde el Gobierno de la Junta, Chaves marca la agenda programática de todo el PSOE con propuestas muy centradas en lo social. Así pone en marcha la reducción de la jornada laboral a 35 horas, el pago de los medicamentos excluidos de la Seguridad Social y complemento de las pensiones, una medida que el PP recurre al Tribunal Constitucional, que terminará dando la razón a la Junta de Andalucía.

- La gestora del PSOE. En el año 2000, los socialistas vuelven a perder las elecciones con Joaquín Almunia, quien dimite como secretario general. Chaves se hace cargo de la gestora del PSOE hasta el congreso que eligió a Zapatero. Él apoyo a José Bono como líder, pero gana Zapatero, quien lo elige como presidente federal del partido.

- La reforma del Estatuto. En la legislatura 2000-2004, Chaves, que recupera la mayoría absoluta, emprende su propuesta política más ambiciosa y arriesgada: la reforma del Estatuto de Autonomía. El único límite que se marca es el de la Constitución. En un primer momento, en el Parlamento la reforma sale sin el apoyo del PP, pero obtiene casi la unanimidad del Congreso tras introducir numerosas coletillas alusivas a la Constitución. En el primer año de esta legislatura (2008), el Gobierno andaluz ha recibido el traspaso del Guadalquivir y ha desbloqueado un asunto pendiente desde el inicio de la autonómica: la cuantía de la deuda histórica

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