Una fuga de gas mata en Palencia a un bebé, a sus padres y a su abuela
La familia estaba de visita en la casa de la anciana, que se hallaba convaleciente
Encontró los cuerpos por la mañana. Su madre, Monserrat, su hermana Begoña, su cuñado Pablo y su sobrino, de sólo 20 meses, estaban muertos. Ramón, de 20 años, su otro sobrino, agonizaba. La causa de la tragedia: inhalación de monóxido de carbono, según la Junta de Castilla y León. Se desconoce aún por qué se produjo el escape.
Begoña, de 38 años, había viajado a Palencia para visitar a su madre, que se había fracturado un brazo. La acompañaban su marido y sus dos hijos. Tenían previsto regresar a Madrid el domingo, pero se quedaron a dormir porque sentían malestar, según la hipótesis de los bomberos. La hermana de Begoña se acercó por la mañana al piso y encontró los cuerpos.
Monserrat, de 73 años, vivía en una popular barriada palentina conocida como las antiguas casas de Renfe. Son pisos que se han ido reformando y que cuentan con calefacción individual. La última revisión del gas en la vivienda de Monserrat fue el 12 de septiembre de 2006. Todo estaba en perfectas condiciones, según fuentes de Gas Natural. Ningún vecino fue desalojado ayer pero a todos inmediatamente les vino a la memoria una explosión de gas en un edificio del centro de Palencia que provocó la muerte de nueve personas el 1 de mayo de 2007.
Otro miembro de la misma familia, de 20 años, está en coma en Santander
Cuando bomberos y policías entraron en la casa hallaron el cuerpo de Monserrat metido en la cama y con signos de rigidez muscular, por lo que dedujeron que llevaba horas muerta, según los bomberos. La televisión aún estaba encendida y en la casa había restos de pasteles. La noche del domingo habían celebrado el cumpleaños de un familiar. En el cuarto de baño encontraron al padre del bebé, de 41 años, ya muerto; su hijo mayor, que está en coma en un hospital de Santander, se hallaba inconsciente. En otra habitación, los bomberos localizaron a Begoña, también metida en la cama, y al bebé.
"El monóxido de carbono no huele a nada. Tú no notas que lo estás inhalando pero produce malestar, vómitos y mareos", explicó uno de los bomberos que accedió a la vivienda. El organismo confunde el monóxido de carbono con el oxígeno y lo conduce a los pulmones. Eso provoca que el afectado deje de respirar oxígeno y muera. "La clave para evitar cualquier escape o explosión es un buen mantenimiento de la caldera", asegura una portavoz de Gas Natural. Los técnicos de la compañía revisan el funcionamiento de las calderas cada cinco años, aunque la empresa recomienda un seguimiento más intensivo.
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