Festín de ritmos
El festival Blues & Ritmes de Badalona inició el pasado jueves su vigésima edición con un cartel corto (sólo cuatro actuaciones), pero sumamente interesante e intenso. El concierto inicial había despertado muchas expectativas; la actuación de la siempre desconcertante Meshell Ndegéocello las cumplió de manera amplia.
A la bajista, cantante y compositora afroamericana (aunque nacida casualmente en Berlín) le gustan los terrenos pantanosos, esos en los que no se distingue el jazz del rhythm and blues o de la experimentación sonora, y los baña con una actitud escénica más propia del punk. En ese campo se mueve con natural soltura y es capaz de crear engendros musicales tan impactantes como hipnóticos que te pegan primero la bofetada para atraparte después en una espiral que puede llegar al delirio.
MESHELL NDEGÉOCELLO
Festival Blues & Ritmes. Teatro Zorrilla. Badalona, 2 de abril.
Así sucedió en su presentación ante el público catalán: un festín de ritmos cambiantes que se entrelazaban con sonoridades punzantes y atípicas, lo que las hacía aún más atractivas. En su grupo actual, Ndegéocello ha prescindido de vientos, consiguiendo así un sonido más turbio y, al mismo tiempo, más denso. Quizá menos bonito, por decirlo de alguna manera, pero que penetra con fuerza y pone en movimiento todos los músculos del cuerpo.
Era la suya una rítmica apabullante a la que sumaba su bajo en ocasiones (pocas), y dos solistas de altura (una guitarra y unos teclados nada ortodoxos) rodearon en todo momento su cavernosa voz en un ejercicio de seducción ante el que resultaba imposible mantenerse frío y distante.
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