Una transición sin ruptura
Chaves, el presidente de la Junta más longevo, opta por el consenso interno
La principal y única patria de Manuel Chaves tiene un nombre: Partido Socialista Obrero Español. Ésa ha sido siempre su principal prioridad, en los momentos duros y los maduros, y es la razón por la que por dos veces pospuso su relevo al frente de la presidencia de la Junta de Andalucía al ver que con su salida iba a dejar un partido en peores condiciones por la falta de consenso sobre el cambio. Chaves siempre consideró un grave error el modo en que Felipe González dejó la secretaría general del PSOE, en la inauguración del XXXII congreso federal que obligó a los dirigentes socialistas a buscar a un sustituto, Joaquín Almunia, que acabó dimitiendo tras perder las elecciones de 2004.
"Griñán da mucha seguridad al partido y a los sindicatos y empresarios"
Una incógnita es el papel que jugará Zarrías en el Gobierno andaluz
Chaves no quería acabar su carrera perdiendo las elecciones
El presidente de la Junta aceptó el cargo en 1990 a regañadientes
Pero tampoco quería acabar su vida política como lo hizo González: perdiendo las elecciones. Chaves ha ganado las seis veces a las que se ha presentado (1990, 1994, 1996, 2000, 2004 y 2008), las dos últimas por mayoría absoluta, pero era consciente de que su ciclo político en Andalucía estaba agotado tras más de 18 años al frente de la presidencia de la Junta. De acabar el mandato en 2012, habría sumado 22 años de los 30 que cumplirá su partido en el poder en la comunidad autónoma más poblada.
Con su futuro nombramiento como vicepresidente, Chaves vuelve a ocupar un puesto de responsabilidad en el Gobierno central, donde ya estuvo como ministro de Trabajo con Felipe González (1986-1989) y del que no quería salir ni muerto cuando le obligaron a sustituir a José Rodríguez de la Borbolla en Andalucía. Él mismo ha reconocido que si González le hubiera dado una indicación contraria a encabezar la lista del PSOE, se hubiera llevado "un alegrón impresionante", como reconoce en un libro de María Antonia Iglesias.
La propuesta que va a hacer Chaves a su partido para que lo sustituya es la de José Antonio Griñán, el único miembro del Gobierno con el que comparte fines de semana: cine y una cena con otros amigos -últimamente en un nuevo y céntrico restaurante italiano de Sevilla- es su agenda privada más frecuente. La opción de Griñán supone, a juicio de uno de los dirigentes consultados, una "transición sin ruptura porque da mucha seguridad al partido y es el que tiene más solvencia en el sector empresarial y sindical. No es un relevo que preocupe ni asuste a nadie". "Esto no genera problemas internos", aseguraba otra de las personas consultadas.
Las dos veces que Chaves intentó dejar la secretaría general en los dos últimos congresos regionales del PSOE -sin revelar si eso suponía dejar de inmediato la presidencia de la Junta- no hubo consenso interno. En la primera ocasión, pensó en Mar Moreno como sustituta, pero los recelos que ésta despertaba, le aconsejaron otra opción más conservadora: dejar los trastos al número dos, Luis Pizarro. De nuevo intentó esta operación en el congreso regional de junio pasado y, otra vez, no salió porque en la amplia ronda de ronda de consultas que abrió comprobó que el "sentir mayoritario" era que continuase.
El salto de Chaves al Gobierno y su sustitución como presidente -también tiene que dejar su escaño por Cádiz- era una "hipótesis" contemplada por algunos, aunque sí ha sorprendido que sea tan pronto. Algunos la situaban para dentro de un año, a mitad de legislatura, y otros a final de mandato.
Su marcha a Madrid y la llegada más que probable de Griñán al máximo cargo de representación de la Junta abre muchas interrogantes. Algunos creen que Chaves seguirá de secretario general del PSOE de Andalucía hasta el próximo congreso, ya que de lo contrario habría que celebrar uno extraordinario en un momento en el que todas las energías están concentradas en atajar la sangría de la crisis económica.
También hay dudas de si la apuesta de Griñán es una apuesta de futuro, es decir, si será candidato socialista a la presidencia de la Junta en 2012. "Estas cosas nunca se plantean como transitorias, porque los liderazgos no lo son", pronosticaba ayer una de las personas consultadas. Otra sin embargo recordaban que Griñán, con 62 años, está aparentemente al final de su carrera política.
Y otra interrogante que algunos ya se hacían es qué papel tendrá el actual vicepresidente primero, Gaspar Zarrías, en el futuro gabinete.
Un presidente en 15 días
Desde que Manuel Chaves formalice su dimisión como presidente de la Junta ante el Parlamento andaluz hasta que se proponga su sustituto habrá de pasar un lapso máximo de tiempo de 15 días. Eso es lo que dice el reglamento de la Cámara andaluza, que establece el mismo procedimiento para la investidura del jefe del Ejecutivo, provenga de la elección en las urnas o de la retirada de su predecesor.
La presidenta, Fuensanta Coves, tras consultar con los portavoces parlamentarios, propondrá a un candidato, presumiblemente José Antonio Griñán, dentro del plazo de 15 días. El candidato solicitará la confianza de la Cámara.
Tras el tiempo de interrupción decretado por la presidenta, no inferior a 24 horas, intervendrá un representante de cada grupo por 30 minutos. Como el PSOE tiene mayoría absoluta, Griñán resultará elegido en la primera votación, tras lo que se comunicará al Rey a los efectos de su nombramiento.
Ésta es la segunda vez que se produce un relevo de estas características. En mitad de la primera legislatura, el entonces presidente Rafael Escuredo dimitió el 16 de febrero de 1984 por discrepancias con Felipe González y Alfonso Guerra. El 8 de marzo fue investido José Rodríguez de la Borbolla.
Chaves será sustituido como diputado por María Dolores Cañero o Ismael Vaca.
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