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Entrevista:ANA FERRER | Presidenta de la Audiencia Provincial de Madrid

"Soy seria, pero no Rottenmeyer"

Pregunta. Hija del cuerpo. Mujer del cuerpo. Cuerpo mismo. ¿Todo queda en casa?

Respuesta. Creo que es una casualidad. Lo de hija del cuerpo en algo me tuvo que influir. Aunque los hijos del cuerpo somos cuatro, y la única que permanecí en él soy yo.

P. Un tal Luis Roldán la tuvo a punto del estrellato, como a Bermúdez el 11-M o a Garzón casi todo. ¿Cómo evitó ir de fallera mayor?

R. El caso Roldán fue el que más trascendencia tuvo de todos los que instruí. Y me libré del estrellato porque considero que no debe haber jueces estrella. Lo que he intentado [ríe] es no estrellarme.

P. Cuando dice que quiere huir de la imagen del juez entregado, ¿contra quién dispara?

R. Contra todo aquello que lo merece. El juez entregado es aquél que no tiene los pies en el suelo. Yo no me tengo que entregar a nada distinto del desempeño de una función y un cometido.

P. Cuenta que se tomó el caso Roldán con gran calma porque estaba embarazada. ¿Recomendaría un buen embarazo a Rajoy para abordar los líos del PP?

R. Yo recomendaría un buen embarazo a cualquiera, porque, si es deseado, es muy placentero. Se lo recomiendo a todo el que tenga una situación de crisis.

P. ¿Cuántas copas se tomaría con el juez Ferrín Calamita, homófobo, amén de pudoroso contra las bañistas?

R. No me tomaría ninguna copa. Y, sobre todo, no me iría a la playa.

P. ¿Por qué los gitanos dicen "pleitos tengas, y los ganes"?

R. Probablemente porque, en ocasiones, quien se enfrenta a la maquinaria de la justicia inicia una historia interminable.

P. ¿Está más contenta con este ministro de Justicia que con Bermejo?

R. Igual de contenta. Me parece que ahora la situación está menos crispada.

P. En los juzgados de Linares la llamaban Ana Thatcher. ¿Peca de señorita Rottenmeyer?

R. Siempre me ha gustado compatibilizar el rigor en el trabajo con un trato cercano. Soy seria, pero no Rottenmeyer. De lo de Linares hace veinticinco años, y era la primera mujer que iba allí de juez.

P. ¿Y de qué peca, si no es mucho preguntar?

R. Peco lo que puedo. Pero no se lo voy a contar aquí.

P. Para dormir a sus niños, ¿les lee el Código Civil o la Ley de Enjuiciamiento Criminal?

R. Yo prefiero leerles otras cosas. Pero me parece que la jurisdicción penal plantea realidades muy cercanas.

P. ¿Y usted, en los insomnios, un tomo del Aranzadi?

R. El Código Penal es el más divertido de todos.

P. ¿Qué es lo que prefiere de su trabajo?

R. El ejercicio de la jurisdicción. Aunque esta experiencia nueva es atractiva, porque es un puesto de gestión.

P. ¿Sus compañeros se dejan pastorear por usted?

R. No. Ni deben dejarse.

P. ¿Equipararía a los niños con los linces, como los obispos?

R. No me parece una buena comparación. Aunque, en ocasiones, los niños son unos fieras [ríe].

P. ¿Usted es juez o jueza?

R. Juez. Y magistrada.

P. ¿Qué tiene debajo de la toga?

R. Una mujer que lucha por compatibilizar su vida familiar con la laboral, por trabajar lo mejor que puede, por desarrollar una idea de justicia como servicio público. Y a la que le gusta disfrutar y divertirse.

P. ¿Qué ha señalado más su vida: el caso Roldán o el rock que se marcó con su hermano en su fiesta de 50 años?

R. Ninguno de los dos. El rock que me marqué con mi hermano fue muy importante, sobre todo al comprobar que podía seguir marcándomelo. Fue estupendo ver que era capaz de seguir andando tras aquel salto con pirueta.

P. ¿Qué rock era?

R. El Rock de la cárcel.

P. Muy propio para su señoría.

R. Fue casualidad.

P. Puesta a provocar, ¿de qué es capaz?

R. De hacer una lista de todo lo que se necesita en la Administración de justicia.

P. Suele ir al campo con tiendas de indios, a hacer el ídem. ¿Lo saben en el Consejo del Poder Judicial?

R. Pues creo que no, pero ellos se lo pierden.

P. ¿Y qué plumas se pone?

R. Las más glamourosas.

P. ¿De qué se disfrazó la última vez?

R. De mujer prehistórica, con un hueso en la cabeza. Iba estupenda.

P. ¿Y de qué le gustaría vestirse ahora?

R. De fantasma.

P. ¿Se ve de presidenta de la Audiencia Nacional?

R. No me llama la atención.

P. ¿Y del Supremo?

R. Hombre, eso me gustaría más. Pero no lo veo como un plan a corto plazo [ríe]. Todo se andará.

Ana Ferrer, a punto de entrenar para lanzarse a la pista.
Ana Ferrer, a punto de entrenar para lanzarse a la pista.BERNARDO PÉREZ
Vídeo: KARMENTXU MARÍN / PAULA CASADO

Perfil

Tiene 50 años y dos hijos, y dice disfrutar "con muchas cosas". Le gusta navegar, leer, el cine, salir con amigos, la vida en familia y preparar disfraces. Esquía "con bastante poco éxito". Se considera muy sandunguera en sus ratos de ocio, y cocina "razonablemente bien". ¿Es mejor bailarina o jurista? "Creo que mejor bailarina. Me gusta todo lo que se menea", responde. Piensa dar clases de tango en cuanto tenga un hueco.

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