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Chalets con vistas a las chabolas

Mientras el plan de erradicación del chabolismo avanza, fija la vista en sus cuatro objetivos declarados (Mimbreras, Cañaveral, Ventorro y Santa Julia), otras zonas de la ciudad ven cómo surgen o resurgen las infraviviendas. Por ejemplo, en el distrito de Fuencarral, donde viejos asentamientos como el de El Cerro de las Liebres, desmantelado en 2003, han vuelto tímidamente. Ahora hay una decena de infraviviendas habitadas por rumanos. También han surgido algunas chozas de latón en los nuevos desarrollos, como las Tablas, o en Carabanchel Alto, donde frente a un grupo de chalés se concentran media docena de chamizos en los que viven algunas personas búlgaras que han improvisado un campamento cerca de la calle de Aguacate.

Tampoco está contemplado en el plan el mayor y más problemático de todos los asentamientos. En la Cañada Real Galiana, desde el sector IV, se suceden distintos tipos de casitas levantadas directamente por sus propietarios. Las que conducen a Valdemingómez, diseminadas en varios núcleos, entre los que destaca por su insalubridad el de El Gallinero, son las más endebles. Construidas con chapa y latón, con hogueras como cocina y estufa, se levantan ya casi un centenar de infraviviendas.

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