El Valencia renuncia a 62 millones

A pesar de estar sumido en una gravísima crisis económica, con 450 millones de euros de deuda, el Valencia renunció ayer a cobrar los 62 millones que le ofrecía el promotor Enrique Ortiz, dueño del Hércules, por la compra de una parcela del campo de Mestalla. En la reunión del consejo de administración, el consejero delegado, Javier Gómez, expuso la oferta y los directivos votaron en contra. ¿Por qué? "Porque nos permitía eliminar deuda con Bancaja, pero nada más", explicó luego uno de los consejeros.

Se refería a que ese dinero iría directamente a reducir el préstamo que el club tiene de Bancaja, de 260 millones. La entidad financiera valenciana, que es la que había llevado las negociaciones con Ortiz, no le garantiza al Valencia un nuevo crédito para hacer frente a sus pagos más urgentes. "La oferta suponía más inconvenientes que ventajas", añadió el mismo consejero, convocado el jueves junto a sus compañeros para otra reunión en la que se estudiarán "nuevas alternativas".

El consejo aprueba ahora una ampliación de capital a la que se opuso en su día para echar a Villalonga

El consejo aprobó anoche una ampliación de capital de unos 100 millones. Una medida a la que se opusieron el verano pasado los dos máximos accionistas, Juan Soler y Vicente Soriano, y por la que se aliaron para echar del club al entonces gestor, Juan Villalonga. Soriano, pues, estaría ahora a favor de una ampliación de capital que debe ser aprobada por una junta de accionistas con dos terceras partes de las acciones a favor en primera instancia o en segunda con la mayoría simple de los presentes.

Es una inyección económica a largo plazo, farragosa, y no con la inminencia de dinero que requiere el Valencia, que debe abonar la mitad de la ficha que adeuda a los jugadores desde principios de febrero, 15 millones. Con un presupuesto de 140 millones, el club destina casi 100 a los salarios de los futbolistas. Javier Gómez quiere reducir esa cifra en un 30%. El problema es cómo desprenderse de algunos con altísimos sueldos (Edu, Del Horno, Curro Torres, Hugo Viana...) y escaso rendimiento en los últimos años. Sin ofertas, por tanto.

¿Sorprendido? "No, no pasa nada", dijo anoche Ortiz, que había ofrecido pagar 2.700 euros por metro cuadrado de una tercera parte de los 73.000 metros cuadrados edificables de Mestalla, una cantidad muy inferior a la que el club fijó antes de la crisis económica global.

La mayor parte de la deuda del Valencia se generó durante la presidencia de su máximo accionista, Juan Soler, entre 2004 y 2008. Soler despilfarró grandes cantidades en despidos de directivos, entrenadores, directores deportivos y sueldos astronómicos de jugadores. Y al club le quedan por desembolsar 290 millones del nuevo estadio que está construyendo en la otra parte de la ciudad, en la avenida de las Cortes Valencianas. Las obras se pararon el pasado 17 de febrero porque el club dejó de abonar las certificaciones a la constructora, la UTE formada por Bertolín y Fomento de Construcciones y Contratas. El club lleva pagados 100 millones de este nuevo recinto.

Ortiz se planteaba comprar el resto de las parcelas del viejo Mestalla. De pagarlas al mismo precio, supondría un total de 197 millones. Lejos de los 300 por los que Soriano aseguró antes de final de año que tenía vendido ese suelo. Soriano sigue afirmando que tiene un comprador "en dos semanas". Pero Bancaja desconfía de Soriano y así lo evidenció el pasado 4 de marzo, cuando vació de poder al presidente y se lo traspasó a Javier Gómez. De ahí que la decisión de ayer en el consejo sea una bofetada en la cara de Bancaja, principal acreedor del club.

Como fuente de ingresos, al Valencia le queda vender una torre de 55.000 metros en una esquina del nuevo Mestalla que acogerá un hotel. El Valencia trata a toda costa de evitar la Ley Concursal.