Piqué, la radio encendida
Víctor Fernández, que le hizo debutar en Primera, destaca el gran valor del azulgrana, tan dicharachero en el campo como en la caseta
"A veces hay que ganar por casta", dijo Gerard Piqué al salir de la ducha del Bernabéu, un estadio emparentado con su genealogía. El central del Barça es nieto del ex directivo culé Amador Bernabéu. Pero, además, es uno de los tipos más queridos de los vestuarios por los que ha pasado. Propietario de la radio más ruidosa del Camp Nou y agitador de un tupé diabólico, desahogado, gran relator de aventuras, y gran jugador de toda clase de deportes, acababa de demostrar que su imagen de guaperas escondía un futbolista imprescindible. Su gol a Turquía, en su debut oficial con la selección, valió tres puntos. Aunque no practicó un fútbol sutil, España dio la sensación de ganar algo más. Ganó a Piqué. Un patrimonio gigantesco. Como dijo ayer Víctor Fernández, el entrenador que le hizo debutar en Primera, en el Zaragoza, en la temporada 2007-08: "La selección tiene central para rato".
Añadir valor a la que posiblemente sea la selección más completa del mundo fue una de las tareas más complicadas que tuvo entre manos Vicente del Bosque cuando heredó al campeón de Europa. El seleccionador, sin embargo, lo tenía muy fácil con Piqué. ¿Qué otro central español le ofrecía semejantes prestaciones? Al repasar la lista de posibilidades, Del Bosque constató que el defensa del Barça tenía una serie de cualidades únicas: juventud (21 años), una planta soberbia (1,93 metros), buena disposición para el trabajo, sentido del compañerismo y desplazamiento del balón. Piqué no es zurdo, pero no le va mal con su pierna de palo. Esta capacidad duplicó su valor frente a Amorebieta, del Athletic.
En 2007, Piqué resolvió que tenía las puertas del Manchester United cerradas. Como dijo un técnico del club inglés: "Si no se hubiera ido, no habría podido ser el jugador que vemos porque en el banquillo no se prospera".
El jugador catalán cambió Inglaterra por Zaragoza, donde le recibió Víctor Fernández. "Hay muy pocos centrales españoles con esas cualidades", recuerda el técnico. "Tiene dos valores impresionantes. Primero, es un chico muy atrevido. No tiene miedo a ningún desafío. Luego, tiene unas condiciones técnicas únicas en un central español. Saca en corto y en largo. El juego, con él, siempre tiene continuidad. Siempre te la entrega con ventaja y da mucha velocidad a la circulación. Esto permitió que le usáramos como medio centro y como lateral".
"Es inteligente tácticamente", prosigue el técnico, "y tiene imán. Además de un muy buen remate de cabeza, los rechaces siempre le caen a él. Así suele marcar goles como el que marcó a Turquía".
Por si fuera poco, Piqué es una esponja que convivió con Heinze, Márquez y Milito. "En el Zaragoza aprendió de Gabi Milito a ordenar la defensa", evoca el entrenador; "a pesar de su edad, Piqué es una radio encendida. Está enviando mensajes a sus compañeros continuamente. En un equipo como la selección, que es un equipo de pitufos, un tipo como él, con esa presencia física y con esa mala leche, se hace doblemente valioso".
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