"Corro para competir, no para sumar victorias"
Pese a que convierte cada carrera en un espectáculo, una exaltación del ciclismo de ataque, Alberto Contador (Pinto, Madrid; diciembre de 1982) es un ciclista serio. Tan serio y concentrado está preparando el Tour que ni siquiera el terremoto Armstrong parece influirle. "Yo me mantengo al margen", dice.
Pregunta. Victoria en el Algarve, protagonista en la París-Niza... Ha comenzado el año a lo grande.
Respuesta. Estoy muy contento por cómo me va el año, por mi evolución. Estoy trabajando muchísimo y, como se ve, el trabajo rinde sus frutos.
P. ¿No le sorprende seguir yendo a más año tras año?
R. Sigo con la misma motivación o incluso más. Eso es un extra. Además, se sabe que el cuerpo sigue evolucionando hasta los 29 años, más o menos, y eso se plasma.
"Hay una revolución grande con el tema de Lance, pero yo voy al margen"
"En la París-Niza habré estado a un 80%-85% de como espero estar en el Tour"
P. ¿Lo nota en su interior? ¿Hay alguna forma de sentirse más fuerte?
R. En los entrenamientos me sorprendo viendo los datos del ordenador y comprobando que son mejores que los del año pasado por estas fechas. Y luego, en las carreras, he confirmado que esos datos eran verdaderos.
P. ¿También necesita ganar tantas carreras como gana para confirmarlo?
R. En cuanto empiezo a entrenarme, me pongo bien con bastante facilidad y, cuando las cosas se ponen de cara, intento aprovechar. Cuando estoy en buenas condiciones, estoy siempre en la pelea.
P. Faltan aún más de tres meses para el Tour. ¿No es muy pronto para pelear tan fuerte?
R. Pero yo disfruto con la competición y gano carreras que no son incompatibles con el Tour. No puedo dar la espalda a los retos. Por otra parte, la París-Niza siempre será una carrera especial para mí porque fue mi victoria máxima antes de ganar el Tour.
P. Y en la que este año sufrió una pájara inesperada.
R. De lo que más se aprende es de las derrotas. Cuando las cosas salen bien, aunque cometas fallos, no das importancia a esos errores. Pero, si no salen las cosas como esperas, analizas, buscas todos los fallos posibles y luego los interpretas. Y, como todo, se pueden interpretar de muchísimas formas.
P. ¿Y a qué conclusión llegó? ¿Fue víctima de cierta voracidad?
R. Influyeron muchos factores. No me benefició nada ser líder tan pronto. La París-Niza es durísima y este año más aún. No hay equipo que la pueda controlar. Ya se vio el domingo: el Caisse d'Épargne tuvo que defender el maillot una sola etapa y quedó desarbolado. Luego, siempre es fácil decir que si me hubiera asociado con uno o con otro...
P. ¿Le dejó tocado la derrota?
R. En mi palmarés no figura la París-Niza 2009, pero en mi mente, en la satisfacción personal que me proporcionó, vale más que una victoria. No soy un corredor que al final de su carrera se siente y empiece, como un contable, a decir 'tengo tres París-Niza o dos Vueltas a no sé dónde', no. No corro para acumular victorias. Disfruto compitiendo. Me gusta, sobre todas las cosas, competir.
P. ¿Su forma de interpretar el ciclismo, tan generosa en la búsqueda de la victoria, le hace a veces perder el premio grande?
R. También me gusta calcular, como Indurain. Me interesa sólo la general. No voy a ponerme todos los días a sumar victorias de etapa. Al contrario, ha habido situaciones en que me habría gustado no llegar solo, que alguien me hubiera acompañado en un ataque para cederle la victoria de etapa. No soy de los que al final del año cuentan cuántas victorias han conseguido. Estoy por encima de eso.
P. De hecho, en Italia le criticaron por ganar el Giro sin anotarse ni una etapa.
R. Cuando gané el Giro, me pusieron el pero de que fui excesivamente calculador, lo contrario que se me achaca ahora. Sé que nunca podré hacer algo al gusto de todos. Cada carrera es un mundo y se desarrolla de acuerdo con las leyes que genera.
P. Lo que le obliga, por ejemplo, a un ataque inesperado en una tachuela, como en la París-Niza...
R. Fue una reacción más de cálculo que de orgullo. Quise ver cómo era mi situación física respecto a los demás. Salí con muchos dolores de piernas y en ningún momento con la idea de atacar. Luego, vi que había movimiento y que nadie ponía orden y salí yo. No se movió nadie y seguí. Y, claro, también llevaba en la cabeza sacar tiempo a Chavanel, pues no sabía cómo iba a resistir en la etapa de Lure.
P. Y puso a la afición de pie.
R. Cuando veo ese tipo de cosas, esas reacciones que me llegan, me lleno de satisfacción. Más a veces que cuando gano.
P. ¿Se siente esclavo de su personaje, de sus ataques en la montaña?
R. No se trata de dar espectáculo por dar espectáculo. Es mi forma de correr. Como escalador que soy, tengo que atacar. Y ataco de forma determinada y en situaciones clave.
P. Un ataque y para adelante, sin mirar atrás.
R. Dependiendo de las piernas que tenga, miro o no para atrás. En un puerto con aire de cara, por ejemplo, si abro un hueco de cinco o seis metros con el ataque, ya sé que será muy difícil que me cojan, pues así rompes el ritmo al otro corredor. Luego, se trata de mantener el máximo tiempo posible un ritmo elevado. En eso es en lo que más estoy trabajando ahora, en atacar y mantener el ritmo.
P. Su mejora más espectacular ha sido en las contrarreloj. ¿Usa la postura del túnel de viento?
R. No. Como soy un corredor de extremidades largas, no tan recogido como Leipheimer, por ejemplo, no es muy cómoda para mí. He hecho, en cambio, mucho trabajo de estiramientos y de flexibilidad para adaptar lo más posible mi cuerpo a la bici. Eso, y que desarrollo más potencia, es la clave de la mejora.
P. ¿Cuánto puede mejorar aún de aquí al Tour?
R. Ahora estoy más fatigado que en la París-Niza. No me gusta hablar de porcentajes, pero estaré a un 80%-85% de la capacidad que espero tener en el Tour. Y aún estoy con 1,5 kilos por encima de mi peso.
P. ¿Se podría decir que su 85% de ahora equivale al 100% del año pasado?
R. No, yo no diría tanto. Pero, sí, mi 100% de este año será superior al 100% de 2008.
P. ¿Le afecta tanto circo mediático alrededor de Armstrong?
R. Estoy muy tranquilo de cabeza. Hay una revolución grande con el tema de Lance, pero yo voy al margen. Estoy muy concentrado en mi trabajo, muy motivado.
P. Ha ganado las tres grandes a los 25 años. Ya hay un capítulo con su nombre en los libros. ¿Qué puede motivarle aún?
R. Me motivan la competición y los retos. Estoy seguro de que, cuando deje la bici, seguiré con motivación para otros retos de la vida.
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