Al Ibex 35 se le atragantan los 8.000 puntos
La "resistencia" de los 8.000 puntos del Ibex 35 que, en principio, parecía frágil se ha convertido en un obstáculo insalvable para un mercado que vive, sobre todo, de los esfuerzos ajenos.
La inercia de la subida del día anterior en la Bolsa de Nueva York provocó una apertura casi exultante en los mercados de valores europeos que, sin embargo, se vino abajo ante la confrontación con la realidad, a saber, una serie de países haciendo frente de forma aislada a una crisis cuyo carácter global nadie niega.
El Ibex 35 llegó a situarse en 8.106,10 puntos, un "techo" que provocó numerosas realizaciones de beneficios por parte de unos inversores que casi no se creían que la fortuna les había brindado 11 sesiones consecutivas de acumulación de plusvalías. El consiguiente desequilibrio entre papel y dinero hizo que el mercado español entrara en zona de pérdidas, pero al final las cosas rodaron bien y el principal índice de la Bolsa española cerró con una subida del 0,47% y en 7.989,50 puntos.
A estas alturas, el análisis técnico ha recuperado su labor de simple herramienta y ha abandonado totalmente el papel de oráculo que el reciente rebote le había regalado. Aun así, todavía se mantiene la hipótesis del rebote con caída posterior hasta consolidar un soporte creíble, aunque en ese argumento faltan datos, pues no se sabe hasta dónde puede llegar el rebote ni cuándo se parará el índice en su caída.
En Estados Unidos, origen de todos los problemas y, al parecer, soluciones, se impuso la lógica prudencia tras la agresiva jornada del lunes, en la que el índice Dow Jones casi subió el 7%. Esa actitud de espera afectó en buena parte a la evolución de los mercados europeos en la fase final del día, lo que limitó las posibles ganancias en la Europa continental y forzó una caída del 1,05% en la Bolsa de Londres.
La cuestión ayer, como anteayer, es la de coordinar las reacciones de los mercados de valores con la situación de cada economía. Estados Unidos parece haber tomado la delantera con el reciente plan de compra de activos tóxicos, que puede relanzar su sistema financiero en un plazo más o menos breve, mientras que Europa sigue siendo un auténtico rompecabezas que, a nivel local, tampoco parece tener muchas soluciones concretas.
