Alivio bético en Riazor

Inmerso en rumores deportivos e institucionales, el Betis encontró alivio en Riazor. Se la jugó a cara o cruz. Se vio contra las cuerdas tras un gol en fuera de juego de Verdú y rompió el partido, despreció el repliegue y dejó siempre a cuatro futbolistas en campo contrario. Fio su suerte a la dinamita que atesora y padeció en cada contragolpe de manera que apenas dos hombres le bastaban al Deportivo para sembrar el pánico en la zaga rival. Pero no resolvió, el Betis empató y cerró el partido a la espera de una r oportunidad que llegó casi al final, pero que solventó Aranzubia ante Oliveira.

Pudo sentenciar el Depor porque Ayza se inhibió en un claro penalti de Melli a Riki, pero no sólo cabe dirigir los reproches al árbitro: en esa misma acción Verdú envió alto un remate que un futbolista de elite debe de colocar al menos entre los tres palos. Asustaba el Depor, pero allí seguía el Betis, con Sergio García, Emaná, Mark González y Oliveira a 70 metros de su portero.

La estrategia llevó la cautela a la zaga local, que reculó. Fue la peor solución porque estaba claro que el Betis se manejaba mejor más cerca del área de Aranzubía. Pero el Depor fue víctima del escenario engañoso en que derivó el partido. Por momentos se sintió cómodo, sin aprietos para sacar la pelota de atrás ante la tibia presión rival e incluso llegaba con peligro a Ricardo, pero el Betis jamás cejó y la encontró Emaná con Sergio García para empatar antes del descanso.

El Depor no encontró réplica. Verdú se diluyó y Riki perdió presencia. Lafita y Guardado intercambiaron los flancos, pero fue irrelevante. Lotina tiró de Valerón y Lassad. Llamó al talento. Para entonces al Betis ya le valía el empate y el riesgo y la cautela habían cambiado de bando. Se acabó el ida y vuelta de la primera media hora y anclado a Melli y a Juanito, el Betis se abrochó en su área y sacó un punto que no festejó porque al final el marcador anunció un gol de Osasuna que le deja a un punto del descenso.