La FIA da marcha atrás
Los equipos imponen la puntuación clásica y que no sea campeón el que más triunfos logre
La batalla entre la Federación Internacional del Automóvil (FIA) y la Asociación de Equipos de Fórmula 1 (FOTA) estalló ayer con toda su virulencia. En un amplio comunicado, las escuderías mostraron su total desacuerdo con la decisión del Consejo Mundial de la FIA de, a partir de esta misma temporada, conceder el título de campeón al piloto que logre más victorias. Los equipos fueron contundentes y esgrimieron el apéndice 5 del reglamento de la F-1 y el artículo 199 del Código Deportivo Internacional para tachar de ilegal la aplicación de la nueva regla tan sólo una semana antes del inicio del campeonato con el Gran Premio de Australia, a disputarse el proximo día 29 en Melbourne. La FIA tuvo una reacción inmediata y anunció que, si las escuderías no están de acuerdo, los cambios podrían aplazarse hasta 2010 y regresar al sistema de puntuación utilizado durante los últimos años: diez puntos para el primer clasificado, ocho para el segundo, seis para el tercero, cinco para el cuarto, cuatro para el quinto, tres para el sexto, dos para el séptimo y uno para el octavo.
Las normas no se pueden cambiar a una semana del Mundial, dicen las escuderías
Lo ocurrido es "una vergüenza", afirman Hamilton y Schumacher
"Los equipos, reunidos y de forma unánime, cuestionan la validez de la decisión del Consejo Mundial de aplicar un nuevo reglamento porque es demasiado tarde para realizar cambios para la temporada de 2009", dice la nota de la FOTA. Las escuderías dejan claro también que la propuesta que ellos habían lanzado a la FIA de modificar las puntuaciones (12 puntos para el ganador, nueve para el segundo, siete para el tercero y uno menos sucesivamente), que fue desestimada, se basaba en los resultados de una encuesta a nivel mundial realizada entre los aficionados. "Creemos firmemente que estas indicaciones deberían haberse tenido en cuenta", matiza; "si nuestros argumentos no fueron aceptados, la FIA no podía cambiar nada. Sin embargo, mantenemos nuestra buena disposición para colaborar en la discusión de una nueva estructura en la clasificación para 2010".
La contundencia y la unidad de las escuderías sorprendió a la FIA hasta el punto de que ni siquiera quiso entrar en discusiones. Aceptó de inmediato volver al sistema anterior si eso es lo que quiere la FOTA. Pero sí quiso matizar que la decisión la tomó su Consejo Mundial pensando que los equipos estaban interesados en la idea lanzada por Bernie Ecclestone de que quien ganara más carreras debía quedarse con el título.
La FIA dejó también constancia de que el propietario de los derechos comerciales (CCV Partners y Ecclestone) había asegurado que los equipos estaban de acuerdo. "Si por alguna razón los equipos no están conformes con el nuevo sistema, su implantación se aplazará hasta 2010", concluye la FIA.
Las normas reglamentarias esgrimidas por la FOTA constatan que la FIA no puede realizar ningún cambio en las normas para una temporada después del 30 de noviembre del año anterior, a no ser que exista un acuerdo unánime de todas las partes implicadas.
"Me parece absurdo y peligroso que una semana antes del primer gran premio la F-1 se encuentre en esta situación. Es malo para la credibilidad, la seguridad, los equipos, los constructores, los aficionados, los periodistas y los patrocinadores", aseguró Luca di Montezemolo, el presidente de la escudería Ferrari y de la FOTA. "Creo que deberíamos recuperar el clima de responsabilidad que iniciamos nosotros, los equipos, con la reducción de costes en un 50%", agregó. Las críticas a la FIA se incrementaron ayer con las aportaciones del británico Lewis Hamilton (McLaren), campeón mundial, y del heptacampeón ya retirado Michael Schumacher, que tacharon de "vergüenza" lo que estaba ocurriendo.
No obstante, la guerra no ha hecho más que empezar. El primer intento de la FIA y de Ecclestone para desestabilizar la unidad de los equipos fracasó. La FOTA tiene fuerza porque esta vez cuenta con Di Montezemolo y con Ferrari al frente. Por el momento, ha ganado el primer escarceo. Pero la gran batalla está por llegar: será la discusión de la ridícula reducción de costes planteada por Max Mosley, el presidente de la FIA, y Ecclestone (33 millones de euros por escudería). Y ésta podría provocar incluso una nueva y definitiva escisión en la fórmula 1.
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