_
_
_
_
Reportaje:

Hombres de zapatos de punta

Le Punk se licencian en El Sol, la 'Universidad del Rock'

Carlos Marcos

El cantante de Le Punk acaba de abrir una botella de cerveza con el pico de una mesa. Opera con arte. La saca de una pequeña nevera, la coloca con mimo en el afilado extremo de la mesa; un leve toque con la mano, toc, y brota feliz la espuma. Un éxito de operación: la botella no ha sufrido daño alguno. El cirujano es Alfredo Fernández, de 34 años, pero debes dirigirte a él como Alfa o no te atenderá. Así, apoyado en el mágico y decadente camerino de la sala El Sol, Alfa parece en estos momentos el tipo más fresco de Madrid. "Ni mucho menos", comenta. Son las 22.30 del pasado martes y a las siete de la mañana ya estaba dando brazadas en una piscina de su barrio, la Alameda de Osuna. "Tengo la espalda destrozada y me viene muy bien". Una ducha rápida y a trabajar: cosas de papeleos en una editorial de una compañía discográfica. Al caer la tarde, prueba de sonido en El Sol. Ahora se toma un respiro antes de salir al escenario.

"De momento no podemos vivir del grupo: todos trabajamos", comenta Joe Eceiza, de 31 años, guitarra del cuarteto. Cuatrocientas personas (entradas agotadas), mucho público femenino, esperan su salida: presentan el tercer disco, Mátame, de una carrera ya de 10 años. Cuando faltan 15 minutos para comenzar el concierto, una chica entra en el minúsculo camerino. "Me siento segura...", bromea ella imitando el anuncio de Iker Casillas. Cabellera pelirroja, cazadora decorada con lenguas de los Stones y tatuajes. Todo muy rock. Se llama Laura y es la cantante del grupo Garaje Jack. Una colega.

Nada más salir a escena se aprecia que Le Punk son tipos curtidos en la Universidad del Rock, individuos de piel áspera, propietarios de bares y tugurios donde Keith Richards jugaría con gusto a los dardos. Gente trabajadora, al fin, que ofrece una fotografía ideal en el escenario: su música tabernaria (Gardel + Stones + Delibes) se funde a la perfección con la tapicería rojo puticlub de El Sol. Y también están en esa línea sus zapatos en punta. Piezas con historia, como los de Joe, que le costaron 1.000 pesetas. O los de Alfa, grises y con motivos felinos: "Los compré por 15 euros en una tienda del barrio". Al final del concierto, los cubatas corrían por el escenario. Alfa no se levantaría a nadar al día siguiente.

Le Punk, el pasado martes en la sala El Sol.
Le Punk, el pasado martes en la sala El Sol.CLAUDIO ÁLVAREZ
Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Carlos Marcos
Redactor de Cultura especializado en música. Empezó trabajando en Guía del Ocio de Madrid y El País de las Tentaciones. Redactor jefe de Rolling Stone y Revista 40, coordinó cinco años la web de la revista ICON. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y Máster de Periodismo de EL PAÍS. Vive en Madrid.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_