Las urnas llevan al poder en El Salvador a la antigua guerrilla
Subido a una tarima en una plaza llena de gente vestida de rojo, Mauricio Funes preguntó a voz en grito: "¿Queréis que sea vuestro presidente? ¿Estáis dispuestos a trabajar conmigo por este país?". La multitud, encaramada en las copas de los árboles, en cabinas de teléfono, en postes de la luz, decía que sí y agitaba banderas del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN). El nuevo presidente de El Salvador, el joven líder de los viejos guerrilleros que acaba de arrebatarle el mando a la derecha por primera vez desde el fin de la guerra, en 1992, respondió: "¡Trabajaremos juntos. Se acabó el miedo!".
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