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Terra Mítica, de fábrica de sueños a factoría de pérdidas millonarias

El parque está obligado a redefinir su modelo tras otro año en números rojos

De fábrica de los sueños a factoría de pérdidas millonarias. El parque temático Terra Mítica de Benidorm, faro de los grandes eventos en la época del Consell de Eduardo Zaplana, sigue atrapado en una telaraña de deudas en vísperas de su décima temporada de funcionamiento. Los 117 millones de euros de sobrecoste en su ejecución han lastrado desde su origen esta iniciativa que fue concebida como banderín de enganche del turismo valenciano.

Este desorbitado planteamiento -que Zaplana, pese a los informes en contra, mantuvo contra viento y marea- se transformó en el germen de una trama de corrupción mediante facturas falsas que ahora investigan los tribunales.

El complejo cerró 2008 (a falta de la auditoria definitiva) con un resultado neto de explotación de 11 millones de pérdidas. A esta cifra hay que añadir una deuda financiera acumulada de 22 millones. La sangría económica del parque ha acarreado la espantada del alto ejecutivo norteamericano, John Fitzgerald, frustrado mirlo blanco del Consell que tomó el timón económico de la empresa en 2001.

El sobrecoste de la obra, 117 millones de euros, ha lastrado el proyecto
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Fitzgerald se va sin dejar ni un sólo amigo en Benidorm y con un clamoroso fracaso en su gestión, pese a los plenos poderes de los que dispuso. El alto ejecutivo, más afín a los socialistas que a los conservadores, achaca su salida al desinterés del ejecutivo de Francisco Camps por invertir en parque.

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Oficialmente, los tres socios mayoritarios (Consell, Bancaja y CAM, con el 20% de las acciones respectivamente) no han reaccionado ante los números rojos que presenta Terra Mítica. En su última reunión, el consejo de administración se limitó constatar la necesidad de revisar el plan de negocio a la baja, en concordancia con los indicadores del sector.

El Consell, que ha pasado del férreo control que ejerció el ex presidente Zaplana a la desgana del Gobierno de Camps, ha amagado en varias ocasiones con salir del accionariado en cuanto la empresa retomara la senda de los beneficios.

En 2006 y 2007 el parque generó beneficios operativos, pero el Consell no reaccionó. Quizás, ahora, apremiado por las dos cajas, se vea obligado a dejar el parque a un socio privado experto en el sector. Ésta es también la primera opción del primer partido de la oposición, el PSPV. Los socialistas apuestan por reconvertir el parque temático en un parque de atracciones que garantice la continuidad de los mil puestos de trabajo directos actuales.

Terra Mítica abrió en 1999 con un sobrecoste del 39,62%, ya que las obras se presupuestaron en 270 millones de euros, pero alcanzaron los 377. Siete años después, la empresa presentó suspensión de pagos, con una deuda de 218 millones que reclaman 500 acreedores y pérdidas acumuladas de 120 millones. El consejo de administración salvó aquella situación con la venta de su reserva de suelo para uso hotelero y residencial para sanear sus cuentas. La operación le supuso una inyección económica de 85 millones de euros.

Tres años después de levantar la suspensión de pagos, la salud financiera del parque sigue en precario. Ahora, no hay reserva de suelo y las expectativas de negocio tampoco son halagüeñas. En 2007, el parque contó con 1,3 millones de visitantes, idéntica cifra que la de cuatro años antes.

El parque fue una apuesta del ex presidente de la Generalitat, Eduardo Zaplana. Éste lanzó la idea en 1997, y dos años más tarde el complejo ya estaba en marcha. Para ello, se expropiaron un total de 10 millones de metros cuadrados de suelo (el parque ocupa uno) en el prelitoral de Benidorm, una zona incendiada a finales de los años ochenta.

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