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BÉLGICA | Primer plano

Fortis, un folletín de nunca acabar

Andreu Missé

La crisis financiera ha zarandeado a base de bien a los bancos y aseguradoras belgas. La tormenta ha puesto de relieve la fragilidad de las instituciones, el despiste de los supervisores y ya se ha llevado por delante a un Gobierno. Cuatro entidades (Fortis,

Dexia, KBC y Ethias) se han salvado in extremis gracias a las cuantiosas ayudas públicas, es decir, a las aportaciones de los contribuyentes, que superan los 24.000 millones de euros. El hundimiento de Lehman Brothers en EE UU el pasado 15 de septiembre sacudió todo el sistema financiero. Diez días después, la tormenta alcanzó de lleno a Bélgica. Fortis, el primer banco del país, fue el primero en precisar cuidados intensivos. Los gobiernos de Bélgica, Holanda y Luxemburgo acordaron una inyección conjunta de 11.200 millones de euros y el Estado belga tomó el 49% del capital. Pocos días después, Bélgica, Francia y Luxemburgo acordaron inyectar 6.400 millones de euros al grupo de banca y seguros Dexia. En octubre, las autoridades belgas salieron en auxilio de Ethias con 1.500 millones de euros. En diciembre le llegó el turno a KBC, que precisó una inyección de 3.500 millones de euros por parte del Estado. Pero no fue suficiente. En enero, KBC necesitó una nueva inyección de 2.000 millones por parte del Gobierno de Flandes.

El folletín de Fortis está lejos de acabar. La solución acordada por el Gobierno belga de tomar el 99% de Fortis Banque para vender después el 75% a BNP Paribas y el 100% de la compañía de seguros por un total de 14.500 millones fue rechazada por los accionistas. Un nuevo plan propone vender el 75% de Fortis Banque a BNP por 9.000 millones de euros, pagados en acciones del banco francés, y el 25% del grupo asegurador.

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