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Reportaje:

Un carbonero que hace historia

Un barco tan grande como tres campos de fútbol entra en el puerto de Ferrol

Tan grande como tres campos de fútbol consecutivos. Con 290 metros de eslora (largo) y 45 de manga (ancho), el Lowlands Phoenix batió ayer un nuevo récord al convertirse en el barco más grande que arriba al puerto exterior de Ferrol, en cabo Prioriño. Atracó en la dársena de Caneliñas con la pleamar de la tarde, procedente del puerto indonesio de Adang Bay, en el sudeste asiático, repleto de carbón para Endesa. Inició su entrada en la ría a las 17 horas y finalizó hora y media después ayudado por cuatro remolcadores. Pese a la envergadura del buque y la angosta bocana de la ría, la maniobra no entrañó complicación. "Simplemente van más remolcadores y se va más despacio", apuntan los prácticos.

Bajo bandera de Malta, este buque carbonero transporta 161.000 toneladas de hulla subituminosa importada para alimentar las cuatro calderas de la central térmica de As Pontes. Menos de la mitad de la carga (69.130 toneladas) se vaciará en la nueva terminal de Endesa en el puerto exterior, con el fin de probar los dos descargadores de la compañía. La empresa ha invertido en este muelle 45 millones de euros. El resto de la carga del Lowlands Phoenix se derivará hacia los muelles interiores de Ferrol Vello.

Endesa apostó por el puerto ferrolano como base logística y plataforma para sostener la central pontesa y prolongar su vida útil otros 25 años más. Importará cinco millones de toneladas de carbón cada año a través de la terminal ferrolana tras agotar la mina de lignito local. La central se adaptó a la quema de hulla importada, con mayor poder calorífico y menos contaminante.

La rada de Caneliñas se estrenó en septiembre de 2007, cuando el puerto no contaba con accesos terrestres. Los mercantes han ido llegando con cuentagotas, mientras el Ministerio de Fomento retrasaba una y otra vez la conclusión de un vial de 15 kilómetros que enlaza el puerto con la autovía para poder dar salida a la mercancía. Sólo dos de los tres tramos están abiertos al tráfico y las autoridades locales claman por la conexión ferroviaria para garantizar la viabilidad económica de la dársena.

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