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El PNV rechaza participar en la ronda de contactos que inicia hoy el PSE

Urkullu deja en el aire si Ibarretxe se presentará o no a la investidura

El PNV ha decidido poner todas las distancias posibles respecto al proceso de búsqueda de apoyos por parte del PSE-EE para su candidato a lehendakari, Patxi López, que empieza hoy con los partidos minoritarios. El partido que preside Iñigo Urkullu ni siquiera acudirá a la entrevista a la que le han invitado los socialistas para explorar si, pese a la discrepancia básica sobre la Lehendakaritza, existe alguna posibilidad de acuerdo. El PNV se atrinchera así en sus posiciones, fiándolo todo a la posibilidad de un fracaso en el entendimiento entre socialistas y populares que impida la investidura de López, tal y como le ocurrió en 1986 a José María Benegas. Con la diferencia de que, en esta ocasión, tiene el convencimiento añadido de que existe un "pacto de Estado entre el PSOE y el PP" para dar el "golpe institucional" que denunció el propio Urkullu.

Azkarate: "No nos constan contactos entre el PSE y la izquierda 'abertzale"

No habrá, por lo tanto, reciprocidad con la aceptación por parte del PSE de la invitación jeltzale de la semana pasada. La delegación socialista sí acudió a la llamada del PNV y de su candidato, Juan José Ibarretxe, a pesar de tener ya bastante clara, a expensas del apoyo del PP, la investidura de López. Fuentes del PSE calificaron de "inexplicable" y de "falta de cortesía" la decisión peneuvista de no acudir a su ronda.

El PNV no quiere contribuir a dar carta de naturaleza con su presencia a lo que considera "un paripé" -su relevo por los socialistas en la iniciativa política, tras no lograr una mayoría suficiente para Ibarretxe-, y ésa es la razón por la que no irán a la entrevista. Sólo quiere que el PSE desvele los pactos que, en su opinión, ya tienen sellados con los populares "por debajo de la mesa y no se atreven a hace públicos", según dijo ayer el presidente de la ejecutiva vizcaína, Andoni Ortuzar. "No tiene sentido seguir escenificando y perdiendo el tiempo", añadió.

El presidente del partido, Iñigo Urkullu, entreabrió la puerta a otra renuncia, al dejar en el aire la posibilidad de que Ibarretxe ni siquiera compita y contraste su discurso con el de López en el pleno de investidura, a la inversa de lo que hizo este último en 2005, pese a la casi total seguridad de que saldría derrotado. Urkullu dio a entender que sólo se presentará en caso de que su candidatura tenga "visos de salir adelante". El futuro del lehendakari en funciones aparece aún encriptado, pero ambas posiciones -el rechazo a acudir a la ronda de contactos del PSE y la posibilidad de que Ibarretxe ni siquiera presente su candidatura en la Cámara- parecen anunciar, no se sabe si un modo de oposición, pero sí un distanciamiento absoluto del PNV de todo lo que esté por venir. Incluidas las negociaciones para determinar la composición de la Mesa del Parlamento y su presidencia, que no van a quedar fuera de las conversaciones que los socialistas abren hoy. En este punto, los partidos han respetado históricamente que ocupe la presidencia de la Cámara el grupo con más escaños. El PSE ha barajado todas las posibilidades. En su seno hay quienes defienden respetar ese uso histórico, pero también los que se oponen decididamente a dejarla en manos del PNV. Estos últimos temen que, dadas las circunstancias y las reacciones que está dejando ver ese partido ante su posible salida del Gobierno, cualquier parcela de poder que se deje en sus manos pueda ser utilizada de modo desleal.

El propio Patxi López anunció ayer la intención del PSE de acreditar a sus 25 parlamentarios en cuanto sea posible, "la semana próxima", para que los plazos reglamentarios hasta la investidura empiecen a correr. López acusó al PNV de "mentir" sobre sus supuestos contactos con la izquierda abertzale, con el fin de crear dificultades a la negociación con el PP. La portavoz del Gobierno, Miren Azkarate, admitió no tener constancia de que existan. "Pero tampoco tenemos evidencias de lo contrario", añadió. Por otro lado, respondió con un escueto "no" a la pregunta de si el lehendakari les ha manifestado alguna intención sobre su futuro político.

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