Diego López desquicia al Espanyol
Un gran partido del portero gallego le da la victoria al Villarreal
Siete paradas como siete soles: rotundas, inapelables, decisivas. Diego López exprimió todo su talento para construir un muro entre él y el Espanyol. Cosido a un excelente Nené, el equipo de Pochettino tuvo tanta profundidad como desacierto a la hora de la verdad. La que marcaba el penalti que falló Luis García. El Villarreal jugó a medio gas, con la cabeza en Atenas y el pulso pendiente de un brillante Ibagaza, muy por encima de sus compañeros de campo.
Fabricio Fuentes, de 32 años, es un defensa vulgar. Ni rápido ni técnico ni mucho menos elegante. Sin embargo, conoce el oficio. Es decir, sabe cómo esconder sus muchos defectos y enseñar sus escasas virtudes. Entre las últimas, el remate en las jugadas de estrategia. Nadie sabe cómo, pero aparece de repente y deja un puñado de goles cada temporada. Gana la posición con fiereza. Como anoche, cuando Lola trató sin éxito de desequilibrarlo. No hubo manera. Se plantó en la frontal del área y, casi cayéndose, cabeceó por el centro. Kameni, a media salida, se encargó del resto.
VILLARREAL 1- ESPANYOL 0
Villarreal: Diego López; Ángel, Fuentes, Godín, Capdevila; Cazorla (Bruno, m. 46), Senna (Eguren, m. 78), Ibagaza, Cani; Nihat y Llorente (Guille Franco, m. 63). No utilizados: Viera; Cygan, Pirès, Matías y Rossi.
Espanyol: Kameni; Chica, Jarque, Pareja, David; Sergio, Lola (Rufete, m. 51), Nené; De la Peña; Luis García (Coro, m. 90) y Tamudo (Iván Alonso, m. 66). No utilizados: C. Álvarez; Lacruz, Román, Juanjo, Callejón.
Gol: 1-0. M. 19. Fuentes cabecea un centro de córner de Ibagaza.
Árbitro: Pérez Lasa. Amonestó a Ángel y a Guille Franco.
Unos 24.000 espectadores en El Madrigal, 2.500 de ellos del Espanyol.
La diferencia la marcaron los porteros. Diego López hizo malabarismos con sus 196 centímetros de estatura. En el clásico pase de cabeza al portero, Godín lo pilló a contrapié. Retrocedió Diego López y pescó el balón mientras resbalaba su corpachón, que entraba casi todo en la meta. Cuando el gol parecía inevitable, el portero gallego se cambió la pelota de un costado a otro para evitar que ésta traspasara la raya.
El Espanyol empezó a dominar el partido con la presencia de Rufete. Nené burló por enésima vez a la defensa y Godín, como resignado, le hizo penalti. A Luis García, que lleva un siglo sin marcar, se le achicó la portería. Y envió la pelota al larguero. El Espanyol se sintió preso de un maleficio, impotente ante un portero colosal.
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