El Madrid se toma un respiro
El conjunto de Plaza gana sin estridencias a un limitado Joventut sólo fiado a Ricky
En los tormentosos tiempos que vive, el Madrid se tomó un respiro a costa de un limitado Joventut, al que no le sirvió que su gran referente, Ricky Rubio, jugase un partido marca de la casa. Falta le hace a los blancos, sumidos como están jugadores y entrenador en el desconcierto que provoca la falta de coherencia entre su posición en la ACB y la Euroliga y el ruido que existe a su alrededor. Que si el desacierto en los fichajes, que si Plaza les está volviendo locos con sus rotaciones, o que si la abuela fuma. Demasiada poca tranquilidad ante la llegada de fechas decisivas.
Aunque también es verdad que la heterodoxia no es el fuerte de este equipo. Si su gran racha se cimentó en el heroísmo de varias remontadas, caminos como el que recorrió ayer para ganar no hacen sino acrecentar la sensación de que su funcionamiento resulta imprevisible. Ayer el Madrid ganó contraviniendo su abc. Bullock estuvo intrascendente, Felipe Reyes inusualmente desquiciado y peleado con el mundo, y los tres bases sufriendo el síndrome Ricky que bloqueó a Llull y provocó la peor versión de Sánchez. Sólo Raúl Lopez, al final, logró hacer algo destacable ante un jugador tan especial. Todos salieron perdiendo en la comparación y eso que Sito Alonso, entrenador del DKV, cometió un error al sustituirle después de que su tercer triple sin fallo pusiera por delante a su equipo (55-56, mitad del tercer cuarto). El Madrid lo celebró con un 8-0 de parcial.
REAL MADRID 100 - DKV JOVENTUT 88
Real Madrid: López (10), Mumbrú (11), Bullock (9), Hervelle (22) y Reyes (7) -equipo inicial-; Llull (4), Van den Spiegel (12), Winston (4), Massey (11), Tomas (10) y Sánchez (0).
DKV Joventut: Rubio (15), Ribas (14), Jasaitis (14), Jagla (5) y Hernández-Sonseca (12); Karl (8), Bogdanovic (11), Laviña (3), Mallet (3), Pere Tomás (0) y Moiso (3).
Árbitros: Hierrezuelo, Jímenez y Montserrat. Sin eliminados.
Unos 15.000 espectadores en Vistalegre.
Entendiendo la necesidad de rotaciones para mantener la frescura física, no es justificación suficiente como para quitar a un jugador en racha. No fue la única vez. El Joventut entró mejor al partido gracias sobre todo a Pau Ribas, implacable en su elegante tiro. Dio igual. A mitad de cuarto, al banco. En fin, doctores tiene la iglesia, que reza el dicho. Volviendo a Ricky, hay algo impresionante en este jugador: hace siempre lo que quiere, penetrar, asistir o lanzar un triple.
Pero con Ricky y Pau Rivas de estiletes no es suficiente. El desequilibrio bajo la canasta fue decisivo, y ahí sacó petróleo el Madrid sobre todo con Hervelle, convertido en pieza angular. Sin muchas estridencias, el Madrid sumó, aunque una victoria tan rara no aplacará el ruido.
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