Es duro ser un héroe en el mundo real
"No hace falta ser un genio para darse cuenta de que el mundo tiene problemas", dice uno de los protagonistas de Watchmen. Una obviedad que le sirve para explicar qué hace combatiendo el mal con capa y máscara. Como la que viene ahora: "No son nuestros nombres o las ropas que vestimos lo que nos convierte en superhéroes. Lo que cuenta es lo que hacemos. Si nuestras acciones pueden ser definidas como heroicas en las mentes y los corazones de la gente. Ser un superhéroe real significa ir más allá de lo que se denomina deber. Es hacer lo necesario: salvar vidas y luchar contra el mal". La diferencia es que esta cita no está extraída de un cómic. Es un auténtico e-mail enviado desde Estados Unidos por alguien que se hace llamar Tothian y que se autodenomina Real Life Super Hero (RLSH), un superhéroe real.
La buena noticia es que su traje de invisibilidad funcionó correctamente. La prueba es que, una noche, un mendigo borracho le orinó encima
"El trabajo es siste-mático: patrullo por la noches. Nápoles se ha vuelto loca" (Entomo)
Tothian es uno de los alrededor de 200 RLSH —la mayoría, varones— que están reconocidos como tales en el World Superhero Registry, una página web que se ha convertido en el epicentro no oficial de este movimiento básicamente estadounidense. Hombres vestidos con uniformes que se dedican a repartir justicia y responden a nombres como Master Legend, Green Scorpion, Superhero, Geist, Citizen Prime, Captain Jackson, Captain Prospect, Life, Thanatos, Amazonia
Es un movimiento relativamente reciente. Para muchos, su origen es una reacción "lógica" al 11-S. ¿Qué es Osama Bin Laden, el líder de una organización clandestina que pretende imponer un nuevo orden mundial, sino un supervillano? Y donde está el mal
"Los superhéroes siempre han estado ahí. Pero reprimidos. Ha llegado el día en que nos unamos y nos enfrentemos al mal. La comunidad mundial de superhéroes da la bienvenida a todos los que quieran destruirlo", dice Master Legend, luchador enmascarado contra las injusticias residente en Winter Park (Florida).
Lo mismo le ha pasado al mundo. Aunque los superhéroes llevan años por ahí, no ha sido hasta ahora cuando se les ha empezado a prestar atención. CNN, The New York Times o la revista Rolling Stone han hablado profusamente de ellos. Para algunos, son la cara visible de la "ciudadanía activa" a la que llama el flamante presidente Obama. Para otros, simplemente una nota a pie de página en las noticias que hablan del estreno de Watchmen.
Lo que cierra un círculo: "Watchmen es la biblia del movimiento de los RLSH. El cómic va sobre personas normales, sin poderes, que intentan hacer el bien y terminan haciendo el mal. Eso nos muestra cómo el camino del infierno está sembrado de buenas intenciones", explica Superhero, que patrulla las calles de Clearwater (Florida) sin olvidar nunca llevar sobre su uniforme una chapa de Watchmen.
Pero ¿a qué debe aspirar un auténtico superhéroe? Preguntamos a Entomo, el hombre insecto, uno de los miembros más activos de la comunidad de RLSH y el único superhéroe europeo del que se tiene noticia. Con sede en Nápoles, se define como "un hombre enmascarado que está preparado para marcar la diferencia en una ciudad que se ha vuelto loca".
Hace poco puso en marcha una página web con el clarificador nombre de Manual del RLSH (www.rlsh-manual.com). En ella figura un listado para acabar con la controversia. Atentos, las funciones de un superhéroe son: patrullas de lucha contra el crimen y/o notificar delitos a los agentes del orden; colocar carteles pidiendo ayuda para solucionar casos no resueltos; buscar personas desaparecidas; promover la concienciación medioambiental; ayudar a la gente sin hogar proporcionándoles agua, alimentos y mantas, y donar sangre.
No parece que para muchas de estas misiones sea fundamental llevar máscara. En principio, el propósito del disfraz es proteger la identidad de los RLSH de criminales que busquen venganza. "Pero también hacer una declaración a los malos de que tú luchas contra ellos y para que el mundo tome nota: no eres simplemente alguien que ha visto una injusticia y ha tomado la decisión impulsiva de intervenir. Has decidido tomar parte en mejorar el mundo y quieres ser un ejemplo para otros. El uniforme de un RLSH tiene que estar lo bastante trabajado como para ser una declaración de principios", explica el World Superhero Registry.
De hecho, muchos de los trajes salen de la misma sastrería. El laboratorio secreto del profesor Thaddius Widget, maestro de los gadgets. Él fue, por ejemplo, el creador del uniforme de Green Scorpion, un superhéroe de Arizona. Por un mínimo de 300 euros es capaz de realizar a medida lo que el superhéroe necesita. Lamentablemente fue imposible contactar con él. Él mismo advierte que, aunque los pedidos se multiplican en su web, el taller está en estos días desatendido. La razón, asegura en su página, es que ha sido reclamado por un arqueólogo para ayudarle a recuperar una serie de misteriosos objetos encontrados en un navío hundido.
El asunto es peliagudo porque los RLSH necesitan sus gadgets. Los superhéroes no usan armas. Lo prohibe su filosofía, y también la ley. Podrían ser detenidos y encarcelados en el caso de ir armados. Su único amparo legal son las llamadas "leyes del buen samaritano". Se trata de una figura legal muy habitual en los códigos de Estados Unidos que exime de responsabilidad a aquél que actúa con el objeto de proteger a otro. Por eso tienden a patrullar en grupo. La unión hace la fuerza: Black Monday Society, en Salt Lake City; Crime Fighting Corporation, en Detroit, o la Justice Society of Justice.
Pero los superhéroes son reticentes a hablar de sus misiones. Tothian, que tiene 24 años, asegura que patrulla las calles más peligrosas de Nueva York. "Empecé con 5 años. Me he entrenado en diferentes estilos de artes marciales, me gradué a los 16 en un instituto militar, a los 17 me hice marine. En este tiempo he salvado unas cuantas vidas, protegido a mucha gente, involucrado en un montón de peleas. En una patrulla, ocho tíos me atacaron, les pateé el culo a siete y el octavo salió huyendo". El napolitano Entomo es mucho más sutil. "No encarcelo a nadie. Durante el día investigo. Por la noche patrullo los lugares que he chequeado. Es un trabajo sistemático. Cuido de la gente y los lugares. Hago lo que puedo para salvar el mundo, o al menos, para salvar mi mundo, la ciudad en la que vivo".
Claro que no siempre es fácil. John Harlow, corresponsal de The Times en Los Ángeles, contaba la triste historia de Mr. Invisible. Después de meses de perfeccionar sus técnicas, por fin se sintió preparado para debutar. Al patrullar vio a un hombre que gritaba a su novia. Decidió intentar calmarle. Un puñetazo de la damisela en apuros le rompió la nariz. "Eso de ahí afuera es peligroso. Fue mi primera, y posiblemente la última, semana como patrullero". La buena noticia es que su traje de invisibilidad funcionó correctamente. La prueba es que, una noche, un mendigo borracho le orinó encima. Fue incapaz de verle. Lo último que se supo de él es que estaba buscando a quien pasarle el testigo.
Aquellos precursores
Los superhéroes no han salido de la nada. Éstos son los héroes de los héroes.
Superbarrio Gómez. En la tradición de los enmascarados mexicanos, Superbarrio fue un símbolo emblemático del movimiento urbano-popular de ese país. Para llamar la atención, llegó a presentarse como candidato a la presidencia de México y, más tarde, de EE UU. ¿Quién dijo que los justicieros son de derechas?
Terrifica. Las noches de Nueva York eran el territorio de esta heroína carmesí. Conocida como "la anticupido", Terrifica se dedicaba a proteger a las mujeres que habían bebido demasiado de los hombres que pretendían "tomar ventaja" de esa circunstancia. Hace un par de años desapareció.
Mr. Silent. Poco más de un metro cincuenta, con bombín, máscara y bastón, Mr. Silent fue el primero de los superhéroes en descubrir que la popularidad es un superpoder. Paseando, perdón, patrullando, por la noche en Indianápolis consiguió aparecer en casi todos los medios.
Angle Grinder Man. A principios de esta década, un número de móvil circulaba entre los conductores del centro de Londres. Era el de Angle Grinder, un superhéroe que, armado con una sierra radial, liberaba a los coches de los cepos de la policía. Era, en sus propias palabras, "una rebelión contra los poderosos".
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