Tumbarse a la bartola
Decía Pío Baroja que sólo cultivaba un deporte: el de asistir al entierro de los amigos que practicaban alguno. La escasa afición del escritor por someterse a los rigores de cualquier disciplina deportiva la comparten hoy un gran número de españoles. Es la conclusión a la que acaba de llegar un estudio encargado por la Fundación La Caixa. Sólo 4 de cada 10 de los encuestados (el 36%) realiza alguna actividad deportiva, y sólo dos la practican con frecuencia (tres o más veces por semana). Los datos colocan a España en la cola de Europa (muy cerca de Grecia y Portugal). Viendo además los resultados con mayor detalle, se observa que cuando la educación física deja de ser obligatoria, al terminar el colegio, el 52% de los españoles (los que tienen entre 16 y 34 años) se tumba a la bartola.
Conviene, sin embargo, matizar. Una cosa es practicar algún deporte y otra muy distinta ir al gimnasio. Porque al mismo tiempo que se hacía público el estudio que revelaba la querencia de muchos españoles por el dulce arte del far niente, un reportaje en un periódico económico mostraba que el negocio de los gimnasios sigue creciendo incluso en tiempos de crisis, que continúan abriéndose centros y que España es, dentro de Europa, el país que en este terreno más millones factura (por delante de Italia, Alemania y Francia).
También hay que leer aquí la letra pequeña: y es ahí donde uno se entera de que la máquina que hoy arrasa en los gimnasios tonifica y fortalece todos los músculos del cuerpo con sólo someterse a ella durante 15 minutos tres veces por semana.
Así que una cosa es practicar algún deporte, otra distinta ir al gimnasio y otra, aún más diferente, meterse en negocios con la cocaína. Y es que poco después de saber que el 64% de los españoles no practica ningún deporte y que los gimnasios siguen llenándose pese a la crisis, se descubría que dos agentes FIFA y tres futbolistas eran detenidos en el curso de una operación policial en la que se decomisaban 600 kilos de cocaína. El estudio de La Caixa pretendía llamar la atención sobre el crecimiento de los índices de obesidad y de las enfermedades cardiovasculares. Ni imaginaban que hay quien utiliza el deporte más que favorecer la salud, de tapadera para mover sustancias que la perjudican.
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