Un club sin límites
El Tau cumple 50 años con un título, y algunos de sus veteranos creen que nunca dejará de crecer
Cuando en el último segundo de la prórroga Mickeal se sacó de la manga aquel tapón que mandó a la lona a Berni Rodríguez, y con él a Unicaja, Josean Querejeta se estremeció en el palco, bufanda azul y roja al cuello, él, máximo culpable de que el Tau, que cumple 50 años, haya pasado de las catacumbas al trono del baloncesto español, el que viene ocupando en los últimos tiempos.
Porque hace 20 años que Josean Querejeta, un ex baloncestista que conoció una porción de gloria al ganar dos Ligas con el Madrid, se puso al frente de la maquinaria del Tau, la financiera, la social y la deportiva, dispuesto a que en poco tiempo al equipo no lo conociera "ni la madre que lo parió". Eran tiempos en los que el Tau, recuerda Pepe Laso, uno de sus históricos, "vivía en el sótano de la clasificación". Veinte años después, el Tau es una máquina de ganar títulos, uno de los equipos más temidos y respetados del panorama europeo y fructífero vivero para la NBA, cuyos ojeadores tienen Vitoria como una de sus plazas más visitadas. Y hasta allí se han ido, entre otros, los Oberto, Nocioni, Calderón, Scola... Mucho, todo, ha cambiado entre aquel Baskonia que nació hace 50 años y el Tau que actualmente gobierna con puño de hierro el baloncesto español y que ayer le hizo otro guiño a su palmarés: dos Ligas y seis Copas tras jugar ocho finales.
"Está en expansión desde 1992. Es un modelo a imitar", dice Comas de su ex equipo
Querejeta es el máximo culpable de que un equipo que no pasaba de entrañable se haya convertido en el gran innovador del baloncesto español. Y así lo señalan leyendas del club, como Joe Arlauckas, que vistió su camiseta durante tres años. "Es un club que no para de crecer, con mucha gente joven al mando que hace que todo funcione a la perfección. Es una referencia en el baloncesto europeo", comenta Arlauckas, que valora la internacionalización casi total del equipo. "En mi época los extranjeros no estábamos en el banquillo prácticamente nunca. Ahora miras el banquillo del Tau y no ves más que extranjeros, porque el nivel es altísimo", declaraba el estadounidense desde su butaca en la tribuna. El mérito lo reparte Arlauckas entre todos, pero le pone nombre propio al papá de la criatura: "Lo de Josean tiene mérito y cuenta con un equipo de trabajo fabuloso".
Igual opinión tiene Pepe Laso, que entrenó al equipo, por entonces Baskonia, en dos etapas, del 72 al 77 y del 85 al 87, antes de convertirse en mánager general ya con Querejeta en la presidencia: "Es el club el que hace grande al equipo. La gestión es un modelo y en el club pueden trabajar 50 personas que son tan importantes como los jugadores. La planificación es perfecta. El Tau tiene un año de ventaja sobre todos. Hoy, incluso tras ganar la Copa, ya se piensa en el equipo del año que viene, en la posible baja de jugadores como Splitter. Luego llega el relevo, triunfa, y la gente piensa: 'ya se ha sacado el Tau otro conejo de la chistera'. No. Está todo estudiado al milímetro".
Querejeta ha apostado fuerte: el Tau fue el primer club de baloncesto que se convirtió en sociedad anónima y el primero también que explotó el filón suramericano. Todo empezó por Nicola y después vinieron algunas de las leyendas, como Scola. Además, Querejeta se puso a la cabeza de la reivindicación para conseguir la libre circulación de los jugadores, creó la Fundación Baskonia hace ocho años y ha construido una ciudad deportiva con un centro de ocio en una zona de 2.500 metros cuadrados que es la joya de la corona del club.
El único pero que se le ha puesto al Tau en los últimos años ha venido por lo precario de su nómina de jugadores nacionales. Sólo dos están la plantilla: Sergi Vidal y San Emeterio. "El problema es que somos una comunidad pequeña. Tenemos una escuela con más de 300 chavales y organizamos actividades para más de 4.000 niños. Pero no tenemos suerte. No encontramos jugadores altos y con talento".
Por lo demás, el club, dentro y fuera de la cancha funciona a la perfección. Y así lo transmite su hinchada, que recuerda a quienes han dado algo por este club. Como Manel Comas, agasajado por la hinchada, que no olvida que cuando él ocupó el banquillo vitoriano, el equipo ganó la primera Copa de su historia, en 1995. "El Tau no tiene límites", reflexionaba ayer Comas. "Está en expansión desde el 92. Desde entonces tiene el objetivo marcado: ser un grande de Europa. Y lo ha conseguido convirtiéndose en una empresa del baloncesto". Ahí está el vitoreado logro de Querejeta, para el que Comas no ahorra elogios: "Sin Josean, el Tau sería imposible. Ha convertido al club en un modelo a imitar en Europa. Pero ocurre que Querejetas no nacen todos los días".
Mientras, el protagonista, Querejeta, felicita al bosnio Teletovic, otro producto de la factoría, que no suelta ni por asomo el trofeo que le acredita como mejor jugador del partido.
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