Joe Cuba, el rey del ritmo del 'boogaloo'
Combinaba ritmos latinos y 'r&b', español e inglés
El Barrio, el Harlem latino, despidió ayer a Joe Cuba con todos los honores. El Rey del boogaloo murió el 15 de febrero a los 78 años en el hospital Monte Sinaí de Nueva York, a causa de una infección bacteriana de la que no se recuperó tras sufrir el pasado año una operación de cambio de cadera.
Gilberto Miguel Calderón, que así se llamaba legalmente, nació en el Harlem hispano de Manhattan, después de que sus padres emigraran a la ciudad desde Puerto Rico, como informa The New York Times.
Ya de adolescente le tomó afición a los bongos de conga, de forma completamente autodidacta, y, cuando vio una actuación de Tito Puente, decidió que se iba a dedicar profesionalmente a la música. Se apuntó a varios grupos de la ciudad hasta que montó su propia formación. De llamarse José Calderón Sextet pasaron a Joe Cuba Sextet, y así comenzó la leyenda.
Tocaban en bodas, en fiestas latinas, y allí, mientras la gente bailaba su música, empezó a mezclar lo que definió después como "sonido bastardo": la mezcla de las notas del rhythm and blues con lo latino. Era el boogaloo, que él no creó pero que popularizó hasta convertirse en su máximo exponente. Su fama alcanzó su cota máxima con Bang Bang, con las voces de Cheo Feliciano y Jimmy Sabater.
Eran mediados de los años sesenta y todo pasó como por casualidad. "Tú no llegas al ensayo y dices: 'Venga, vamos a inventar un nuevo sonido o un nuevo baile", contaba en el libro Salsa Talks! A musical heritage uncovered (¡La salsa habla! Un patrimonio musical descubierto, 2005), de Mary Kent, "sólo ocurre". "El boogaloo salió del campo izquierdo", añadía, haciendo un juego de palabras entre el lado izquierdo de Manhattan, donde está el Harlem latino, y el lado izquierdo político.
En sus temas mezclaba además el inglés oficial con el español más de El Barrio. Ese crossroad lingüístico se sumó al musical en una época en que emergía la llamada cultura nuyorican, la de los puertorriqueños que vivían en Nueva York, y de la que Joe Cuba se convirtió en un símbolo. "Le criticaban mucho porque en aquella época estaban las bandas grandes, la de Tito Puente, la de Tito Rodríguez, con muchas trompetas y viento, y sale Joe Cuba con vibráfono y una marimba y ningún viento", recordó a Efe la cantante e historiadora de la música Aurora Flores, que también fue la portavoz de la familia desde que decidieron desconectar al artista del respirador. Murió 24 horas después. "Sus letras hablaban de nuestra realidad como neoyorquinos, de los muchachos en la calle, de la droga", continuó Flores.
Estuvo casado 26 años con María Calderón, y tenía tres hijos y dos nietos. Su viuda contaba tras su funeral que fue su gran amigo, al que le gustaba hacer chistes, lleno de humildad: "Me decía: 'Yo soy Joe Cuba cuando subo a la tarima, y cuando mis pies tocan el suelo soy Gilberto Calderón".
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