90 mítines en un debate

El pretendido debate televisivo no fue tal y acabó convertido en una sucesión desenfrenada de minimítines de un minuto de duración. Los candidatos se erigieron, en muchos momentos, en seis bustos parlantes que lanzaban sus proclamas electorales sobre seis asuntos acordados de antemano. Fueron 90 intervenciones concentradas en poco más de hora y media que convirtieron el programa en un frenético rosario de discursos pronunciados casi siempre de forma atropellada.

ETB-1 emitió anoche -fue grabado por la tarde- el primero de sus dos debates electorales televisivos antes del 1-M. Se desarrolló íntegramente en euskera y tomaron parte Aintzane Ezenarro (Aralar), Mikel Arana (EB), Unai Ziarreta (EA), Laura Garrido (PP), Andoni Unzalu (PSE) y Juan José Ibarretxe (PNV). Pactaron hablar por turnos sobre crisis, autogobierno, educación, violencia y paz, vivienda e infraestructuras y políticas sociales.

La frase más repetida: "A ver si logramos no aburrir al televidente"

El formato del debate, pautado en todos sus detalles (tiempos y temas), y la escasa voluntad de los políticos para interpelarse restaron frescura a la contienda. Hubo mucho juego limpio entre los contendientes, acaso por la preocupación general por dar una buena imagen. Al comienzo, durante las pruebas de sonido, todos los candidatos, salvo Ibarretxe y Arana, repitieron la misma frase: "A ver si conseguimos no aburrir al televidente". Más que aburrido, el debate resultó previsible.

Surgieron unos pocos chispazos de interés, casi siempre de la mano de Ezenarro, la única que trató de buscar el cara a cara. Su partido, aseguró, "va a ser la llave" para lograr una mayoría nacionalista en el Parlamento. Arana exigió el fin de ETA para "abrir una mesa de negociación con todos los partidos". Ziarreta proclamó que "la paz vendrá de las fuerzas soberanistas" y Garrido criticó al lehendakari por "dar por muerto" el Estatuto de Gernika con su "plan rupturista".

Unzalu, quien animó a apoyar al socialista Patxi López para "hacer frente a ETA y unir a los vascos", inquirió a Ibarretxe: "¿Qué plan nos vas a presentar en los próximos cuatro años?". Y éste, en lugar de pedir el voto, se felicitó por "convertir en realidad el sueño" que tenía hace diez años: participar en un debate televisivo en euskera.